UNA HISTORIA DE HUMOS
Esta es la historia de un chico que fumaba mucho, dormía poco,
y no iba con mujeres.
Conoció el pitillo, cigarro, ò al hábito de fumar, un día en la disco
cuando tímido él pues las chicas le ponían nervioso, y como forma
de aparentar seguridad en si mismo se le ocurrió emular a uno de sus
artistas preferidos " Humphrey Bogart "no sabia porque pero....
cuando se ponía un pitillo en la boca se transformaba en otro.
Dejaba la timidez aún lado y su encanto y sex-apil eran su otro yo.
En el fondo él pretendía ser el protagonista de su vida, pero ese papel
quedó relegado a un segundo plano cuando entraron en acción dos
nuevos actores en su cuerpo estas dos figuras son "Nicotina y Alquitrán".
Nicotina y Alquitrán eran muy buenos amigos, se conocieron tragando humo.
Y se hicieron inseparables, la historia de aquella amistad.
Fue muy breve solo duró unos años, hasta que alquitrán se enamoró de un
enfisema pulmonar, cuando conoció a enfisema el encontronazo
fue acalorado.
Era el amor de su vida alquitrán no le bastaba con llegar al cerebro de su
amigo necesitaba entrar en sus pulmones. Allí se sentía en la gloria, lo más
apasionado de esta historia de amor era cuando alquitrán entraba en los
alveolos pulmonares encargados del intercambio gaseoso, rompía los finos
tabiques que llevan el oxigeno y el oxigeno se quedaba atrapado en ellos.
Debido a esto algunas zonas del pulmón quedaban comprimidas, perdían
su elasticidad produciéndose Atelectasias, que era como música celestial.
Pero nada de esto importaba y la historia de amor seguía su curso.
Y pasaban los años, los segundos y los minutos, y el amor de alquitrán
y enfisema se hacia más sólido y seguro.
Hasta tal punto que a pesar de vivir en la tierra parecían victimas de la
teoría de la relatividad. Y un cuerpo que en condiciones normales tenia
dos años de vida terrestre, parecía que tuviera 40 años más.
El envejecimiento celular acelerado convertía a ese amor joven, en viejo
y desdentado pero aunque con garrota y dentadura postiza, en este caso
amarilla, y con olor a tabaco viejo, el amor de alquitrán seguía su curso.
Hasta que un minuto, y un segundo después de hace un momento, el fallo
cardiaco se hizo inminente, y esta historia de amor termino.
Fue breve pero intensa mientras duró y algo que pudo durar muchos
años más, solo duró lo justo y necesario, hasta que alguien no muy lejos
de allí volvió a encender otro cigarrillo.
Y la historia volvió a comenzar otra vez, así son las historias de humos
con poca visibilidad, nada claras, muy tóxicas adictivas y breves.
Todo un regalo para los cinco sentidos menos uno, el" sexto sentido".
Que debería ser el sentido común que al final se convierte en el
"Menos común de todos los sentidos".
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