Soy un investigador de diferentes ciencias; no tengo un interés único en alguna disciplina específica, puedo abarcar la química y la física al mismo tiempo y mi deseo es conseguir algún logro particular para ser reconocido mundialmente. Me considero una persona optimista, y pienso que debemos avanzar científicamente usando todos los recursos posibles. Pertenezco a una subespecie dentro de los seres humanos, pues mi inteligencia está por encima de casi toda la población, mi composición genética es muy superior con respecto al resto de la ciudadanía, por eso no me compadezco de nadie.
He realizado todo tipo de experimentos, para hacerlos he utilizado a animales y a otros bípedos como instrumentos de laboratorio, no sólo los he usado cuando están muertos también he hecho pruebas con personas y animales vivos, me han servido para buscar curas a enfermedades y para acercarme a nuevos descubrimientos tecnológicos. He empleado a ratas, gatos, perros y algunos felinos para buscar algún tipo de tratamiento para los terrícolas; también he aplicado compuestos químicos en humanos; cuando las pruebas han fracasado, todo el gremio de la investigación ha guardado el secreto, en esos casos, los individuos que sirvieron como objeto del análisis, han presentado enfermedades terminales y todos han fallecido; los hemos desechado y ni la sociedad no se ha enterado de las fallas. Cuando el experimento es un éxito, los humanos usados en las pruebas son expuestos como héroes, decimos que se ofrecieron voluntariamente y declaramos que recibirán una gran suma de dinero; en realidad sólo les pagamos los días que los esclavizamos, como si hubieran realizado cualquier otro tipo de trabajo.
Mi optimismo consiste en olvidar todos los crímenes realizados por nuestros antepasados, sufro de una terrible amnesia cuando me piden que piense en el pasado tormentoso de la humanidad, no recuerdo ni las guerras, ni los homicidios, ni las violaciones a los derechos humanos, ni las torturas cometidas a lo largo de la historia. En la actualidad soy indiferente cuando me comentan todos los estragos que suceden a diario en nuestro planeta, me he desentendido de todas las calamidades que están experimentando los que aguantan hambre o sed, o los que son víctimas de algún desastre natural o producido por nosotros mismos. Mi esperanza es que algún día se acabe la maldad, aunque jamás podré tener la certeza de que esto pasará.
Aparte de desentenderme de todas las personas a las que se les ha presentado una calamidad impresionante, también soy un vesánico, pues estoy de acuerdo con que nos reproduzcamos por medio de un orgasmo; no me interesan los espantosos efectos de traer un hijo a un mundo en el que no hay un minuto en el que haya paz. Quiero ganarme todos los premios, y la verdad es que ya no sé si estoy en esto, por el amor a la sabiduría o por las ansias de reconocimiento.
Nunca podré eliminar las necesidades fisiológicas, tampoco la muerte, además cada vez que encuentre la sanación para alguna enfermedad, sé que surgirá una nueva, sin embargo sigo empecinado en mantener mis postulados. Adicionalmente, quiero comentarles que soy nacionalista, y aborrezco a todos los extranjeros, por lo que tengo lista una bomba nuclear, que podría destruir todo el orbe; si algún forastero me desafía, tengo el poder para armar una guerra de grandísimas proporciones. Igualmente trato de negar que estamos expuestos a los designios sádicos del universo, por ejemplo, un bombardeo de rayos cósmicos nos podría destruir, si una supernova nos toca, todos moriríamos congelados, pero mis ansias de controlar al mundo, no me dejan detenerme. En estos momentos tengo a un hombre en una jaula, estoy usándolo para intentar curar un cáncer cerebral; acabo de ver que los fármacos que le di lo han matado, ahora debo botarlo en la basura y traer al siguiente, para continuar con mis experimentos.
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