Salia en las mañanas al primer atisbo de sol con su gorra, era divertido imaginarlo con las llaves abriendo el parque para comenzar su rutina de ejercicios, pero el día que se demorará tendría una cola de deportistas esperando para iniciar sus días, un San Pedro del parque sería, pero eso es tan solo una pizca de imaginación con el que comienza esta humilde narración.
Era conocido por todos, ya sea por nombre, apodos, o por "bisteck" (por vista) y en las frías noches de invierno allí estaba sentado viendo las jugadas, los pases, el rodar del balón.
Vaya mierda-decía a veces- y es que algunos entraban a jugar a modelar la camiseta o por diversión, mientras a el lo movía la pasión, aunque para mi era el amor pues sin amor no hay pasión.
Unas noches vibraba, otras puteaba y algunas se aburría por los walk-over.
Había gente de todo tipo y clase social, amigos, conocidos, etc. (igual que en el parque) pero ¡OJO!, todos lo respetaban.
Paraba las noches sentado viendo el fútbol del barrio y sus campeonatos, el fútbol de todos aquellos que la fortuna no les había sonreído con el buen alimento que precede a la profesionalidad, por supuesto que con el tiempo aprendió a no congelarse el culo y es por eso que llevaba un cojín bajo el brazo.
Hablo de él pues recuerdo que en el colegio aprendí a ser uno mas, uno del montón, por casa y con los amigos nunca quise ser como los demás, y de quien hablo me enseño a hacer las cosas por amor, incluso al patear una pelota lo hacía por amor, al escribir esto también me motiva el amor y siempre al hacer las cosas, si tu crees que las hiciste bien, no importa las consecuencias mientras las hayas hecho con el corazón, y eso sí, nunca pidas perdón, nunca lo hagas..........a no ser que sea por amor. |