En las afueras de Rosario entre los enmarañados pasillos del vecindario, unos niños jugando. Los nenes en lugar de las valerosas epopeyas de cowboys blandían improvisadas armas disputándose un territorio con el propósito de comercializar las drogas. El vencedor se ganaba el favor de los policías que participaban en el juego y le daban protección.
Las nenas con sus muñecas soñaban con ser grandes y conquistar a los jefes narcos del barrio.
Una pintura de una realidad que trastoca valores, se instala en las mentes de párvulos inocentes y los condicionan para su accionar futuro.
-¿Que hace tu hermano?
-Trabaja en una fábrica
-¿Le pagan bien?
-Lo necesario para vivir
-¿Porqué no hace como el Toti, que hace seis meses que trabaja en la villa y ya tiene auto?
Una trampa a la ingenuidad ya que Toti está quemado por la cocaína, dos veces preso y seguramente no llegará a alcanzar la madurez. Dos salidas posibles para el adolescente: la cárcel o la muerte.
Son los juegos peligrosos en una sociedad que le dio la espalda a la niñez y que se cobra victimas todos los días casi como jugando.
OTREBLA
Texto agregado el 22-11-2013, y leído por 178
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Lectores Opinan
22-11-2013
En mi ciudad,Medellín,ese juego nos dejó muchos "Riquitos",pero nos dejó más tumbas.UN ABRAZO. gafer