En la madrugada me vieron en la playa. El cielo era un cultivo de dalias anaranjadas, y en la lejanía un barco silbaba. De rodillas y con las palmas sobre la arena, sentí sepia la curva sudorosa de mi talle, y mi popa parecía puerto.
A cada empuje, las manos de él detenían mi cadera, y yo profería un gemido de buque. Arropaba sus labios en mi nuca y mis oídos fueron depósito.
Tienes —me dijo—, veneros en la espalda. Deja sembrarte aromas.
Desperté asombrada entre mis almohadas y al tomar mis pechos, se desperdigó un aliento a madera.
Texto agregado el 22-11-2013, y leído por 526
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Un bella "Marina" pintada con intensidad y belleza.***** girouette-
23-11-2013
Ahhhh... brisa refrescante al leerte Send. Cinco aullidos maritimos yar
23-11-2013
Madre mía qué imágenes!!!!
No dejas de asombrarme cada vez que te leo,y es más me dejas pensando en que es demasiado difícil no darle muchas lecturas******
Ese fino erotismo ...
Besos
amigo
Victoria 6236013