Recuerdas aquella vez que callada la noche prendió sus estrellas para iluminarnos, así como la luna cómplice de nuestros actos se escondió bajo las nubes para no mirar.
Te acuerdas de aquel suspiro que me diste en el momento que nos encontramos en nuestro primer beso.
No podrías olvidar lo que sentimos, en aquel mismo instante que cerramos los ojos para no distraer nuestras almas de sus sentimientos. Y es que como podría olvidar tu mano en mi espalda, tu pecho en el mío, tu boca y la mía unidas por un beso, como podría olvidar la suave brisa que nos rozaba mientras nuestros oídos escuchaba el eco incansable del mar.
El mar, que con suaves olas nos recordaba que no estábamos en una nube, sino que en una playa, el mar que traía y se llevaba pudores y necesidades, recogía nuestros miedos y nos dejaba alegrías.
Recuerdas aquella vez que calladas las horas pasaron sin darnos cuenta por nuestras vidas, mientras nos perdíamos entre el sonido del mar y de el de nuestro corazón?.
Nuestro Corazón, Si!, porque solo fue un corazón esa noche, ni el tuyo ni el mío, sino que nuestro corazón, el que nos dejo entrever nuestras almas, olvidando los prejuicios.
Esa noche, que noche aquella!!, nuestra gran noche de pasión y locura que llamamos tiernamente un recuerdo.
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