Rachel no deseaba más que libertad y era lo único que jamás había conseguido.
En su corta vida de tan sólo diecisiete años lo único que tanto anhelaba era poder salir del encierro que era la enorme prisión a la cual llamaba hogar. Pero eso más que difícil era casi imposible, acaricio con lentitud la enorme cicatris que adornaba la mitad de su rostro. Era por ello que jamás la dejaban salir, jamás dejaban que nadie supiera que un monstruo como ella llevaba en su nombre el apellido "Brack" para su familia ella no era más que un oscuro y horrible secreto el cual jamás debía de salir a luz o ser descubierto por nadie. Nunca.
Suspirando meció su silla de madera antes de seguir con su bordado con un esmero que era casi increíble, era un manto para su rostro del cual su familia no sabía nada pues planeaba huir y alejarse de quienes la despreciaban por un accidente que había arruinado su rostro.
Su hermana mayor Dirse se casaría pronto y ella ni siquiera podría asistir, la vida misma era su tormento.
Texto agregado el 16-11-2013, y leído por 87
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Lectores Opinan
16-11-2013
Tragedia que puede tener solución. Veremos si continúa simasima
16-11-2013
Para ser parte I, es breve. El narrador (omnisciente) sabe del sufrimiento de Rachel, pero dice que la cicatriz (con Z) adorna su rostro. Hay una reiteración de cosas absolutas como el Jamás. Esperaré la parte II. saludos. NeweN
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