Soy un pastor, así me llaman todos los que me conocen; la analogía con el que guía al ganado me parece correcta, pues los feligreses son para mí como ovejas que no saben lo que hacen, me siguen ciegamente aunque yo me dedico a robarles la plata cada vez que se me presenta la oportunidad. La idea de Jesucristo me ha servido mucho, porque he podido dedicarme a hacer nada, obteniendo excelentes ganancias financieras. A todos los que me siguen les digo que son bendecidos, a los que se rebelan a mis preceptos les mando maldiciones en nombre de mi Dios; una de las ideas que me ha servido mucho es el cuento del infierno, gracias a él he podido mantener a miles de incautos atemorizados siguiéndome; si no fuera por el invento del infierno, mi negocio no tendría tan buena remuneración.

El planteamiento de los demonios también ha sido de muy buen provecho para mí, pues en mis predicaciones declaro a los asistentes que hay malignos en todas partes, en cada acción que realizan, así, una vez más logro que vivan con miedo, para poder seguir sacándoles plata. A la mayoría le profetizo que van a ser apóstoles, profetas y maestros, pues de ésta manera, yo nunca pierdo, si alguno logra obtener esa ocupación, obtengo toda la gloria, y si no se dan las cosas, les hago ver que por sus pecados, no se cumplieron mis profecías. Necesito que la gente crea que existen elegidos en la vida, por esta idea, consigo que la gente trabaje para mí, siempre comunico una opinión en la que les explico que yo soy el elegido y que los demás tienen que ser mis sirvientes. Imagínense que todos fuéramos escogidos, ¡se me acabaría mi forma de lucrarme!

Cuando alguno me dice que le gusta la música, la literatura o el dibujo, yo inmediatamente le hago saber que esos son conceptos de lucifer, yo no necesito músicos, escritores o dibujantes en mi iglesia, lo que requiero es individuos que hagan el aseo y que se ocupen de la logística, entre otras cosas. Para asegurarme de esto, les explico que la voluntad del Señor se cumple a través del servicio. Nunca le daré a nadie dinero para pagar el arriendo, o para costear los gastos domésticos; a mí lo que me interesa es que los demás trabajen como burros para mantenerme. Mientras tanto, yo engaño a mis seguidores diciéndoles que están acumulando riquezas en el cielo, mientras que yo acumulo riquezas en la Tierra.

Tampoco estoy interesado en los problemas personales de cada uno de mis simpatizantes, sólo me importa que mi iglesia se llene cada vez más de todo tipo de personas, para que yo pueda conseguir más lujos terrenales. Mi máxima manera de engañar se llama fe, es el mejor cuento que se ha podido crear para estafar a los ingenuos; por ejemplo, cuando alguien no tiene qué comer, yo le digo que confíe en Dios, de ésta manera soluciono todos los problemas de mis fanáticos. Aunque muchos de mis adeptos estén completamente arruinados en muchas áreas de sus vidas, yo intento convencerlos de que lo importante es ser salvados del averno, y de que no deben preocuparse por ésta vida pasajera. Me he aprovechado de muchos candorosos, para vivir en la mayor opulencia posible; para ser franco estoy preocupado exclusivamente por mis consanguíneos, son los únicos con los que comparto los privilegios de educación y empleo que he obtenido al engatusar astutamente. Dije que Jesús cambió mi vida, pero lo que realmente me transformó fue la muerte, porque ella me mostró que debía utilizar todos los medios posibles para aprovecharme de los otros. Me voy porque tengo que dar una conferencia sobre cómo estafar, digo, un sermón.