Me encontraba en la búsqueda de un ensayo sobre el Libre Albedrío que había escrito ya hace tiempo, disfrutando del silencio que me rodeaba en el Archivo Principal de mi mente.
Mi mente, si bien suena pomposo, es un lugar tranquilo y silencioso pero que adolece de un riesgo ciertamente peligroso y que consiste en la casi cierta posibilidad de ganarse la lotería de encontrar a Elfo y que él esté con deseos de litigar por cualquier tema que se presente, situación que es usualmente la normal. En este día parece que yo había comprado todos los números de la lotería
Había encontrado el escrito y estaba tratando de descifrar lo que quise decir en aquella oportunidad acerca del tema en cuestion cuando unas orejas curvas colocando entre paréntesis a una sonrisa traviesa apareció detras del fichero y me dijo:
"-¡Que suerte que te encuentro!
"-Ninguna suerte, contesté. "-Estabas al acecho desde hace un rato largo, Pude "oler" tu presencia cuando entré al Archivo."
"-¡Mira que eres quisquilloso, amigo mío!"
"-Yo no soy tu amigo", dije con toda la intención de molestarlo y que se ocultara en las sombras pero Elfo no es un contrincante normal del que puedes precedir las reacciones.
Su sonrisa se acentuó y dijo seriamente:
"-Sí, lo eres, compañero! Todo aquel que es un preferido de la Fuerza del Destino es mi amigo".
"-¡No comiences con tus aseveraciones crípticas, gnomo!" ¡Se me estaba haciendo difícil mantener mis dedos mentales quietos!
"-No son crípticas, mi pequeño, sólo resultado de la observación. Es fácil reconocer que La Fuerza te prefiere por alguna de sus Razones Particulares."
"-¿Ah si, y cual es esa observacion a la que aludes?" No pude evitar que el sarcasmo asomara su fea cabeza en mi pregunta.
"-Pues muy simple: me asignó a mí como consejero para tí, si eso no es preferencia, no existe tal cosa."
Le arrojé la carpeta a la cabeza pero ya se había ocultado detrás del fichero.
Desde allí, me gritó:
"-No seas agresivo y cuéntame sobre esa falacia verdadera del Libre Albedrío."
"-¿Cómo falacia verdadera? ¿No es eso una contradicción en términos?" Ya comenzaba a confundirme.
"-Sí, lo es pero no por eso menos cierta".
"-No menos..." -Mi confusión iba en aumento.
"-La Fuerza tiene un Plan Perfecto que debe cumplirse..."
-"Deja ya de hablar de La Fuerza", le grité en la nariz, "-¡que es eso que llamas La Fuerza? ¡No creo que exista algo así!"
-"Bueno, empecemos por que no es necesaria tu creencia para la existencia de «algo así» y acepto que no es una buena elección el nombre pero no quiero ofender a mentes como la tuya, ¿entiendes?"
"-¡No!"
"-¡Por supuesto que no! Nunca piensas, no puedes entender."
Decidí bajar los decibeles mentales porque esta conversación no me servía para nada. Por otro lado quizá Elfo tenía alguna idea que me sirviera más que el antiguo ensayo.
-Bueno, dije, -desde los filósofos presocráticos existe la idea de la libertad del ser humano para cambiar el destino mediante la posibilidad de elegir libremente sus acciones, eso es lo que llamamos «Libre Albedrío», ¿te enteras?
Cuando miré hacia abajo, Elfo estaba tirado sobre un montón de adjetivos en el suelo (dejados por él, yo trato de mantener mi mente ordenada) y revolcándose de risa.
"-¿De qué te ríes?" pregunté sin originalidad, como siempre.
"-De tu "Libre Albedrío", tonto, nunca entendiste el verdadero sentido de la «libertad humana», ¿verdad?
"-¿De qué hablas?, ¡tonto tú! -Traté de herir sus sentimientos sin resultado positivo, me parece que no los tiene.
"-Yo puedo decidir hacer el bien o el mal según me lo dicte mi conciencia y seré responsable, si es que esa parte es cierta, de lo que elija." -Le dije con enojo.
"-Eso último es cierto, pero nada de lo que hagas puede cambiar el Plan Final." -También dicho con énfasis.
"-¿Ah, sí? si ni aun yo puedo saber todavía lo que haré mañana o en el futuro ¿Cómo podrá eh... La Fuerza hacer cumplir el susodicho Plan Final?
"-¡Qué tonto eres!" dijo con lástima, "-Mira, te pondré un ejemplo y quizá, si todas las hadas estan en tu favor, puede que lo entiendas.
"-¡Hazlo!" -Lo desafié, "-¡veamos de qué eres capaz!
"-Bien," -se acomodó sobre el adjetivo «cortés», cuyo significado no parece conocer, apoyó su pierna en el acento y me preguntó:
"-¿Eres capaz de predecir el futuro?"
"-No," -contesté seguro de lo que decía.
"-Por el contrario", -me dijo, "-¡sí, lo eres! Pero no hables, escucha":
"-Supón que tienes tres variable: 1) Un gigante, 2)una hormiga y ésta en la palma de la mano del gigante."
"-¿Qué crees que ocurrirá si 3) el gigante cierra la mano con fuerza?"
"-Simple, destruirá a la hormiga."
"-Ya ves, puedes predecir el futuro con 100% de exactitud... porque tenemos solamente 3 (tres, recalcó) variables simples."
"-¿Que tal si agregamos variables simples, 4) el gigante padece de artritis en esa mano, 5) la hormiga es muy veloz."
"-¿Qué pasará si 6) el gigante trata de cerrar la mano con fuerza el 16 de agosto del año 4724."
"-No lo sé," dije "-ni siquiera sé si habrá un 16 de agosto del año 4724."
"-Así es", -aseveró, "-a medida que aumentas las variables, aún siendo de la clase simple, la predicción se hace cada vez más difícil y si agregas, aunque sólo sea una variable compleja, como el estado de ánimo del gigante o el clima en ese momento, la tarea se hace imposible."
"-Bien", dije, todavía sin saber adonde quería llegar,"-pero ¿qué tiene que ver esto con el Libre Albedrío?"
"-Todo, hombre", -(me pareció detectar un poquito de desprecio en la palabra hombre),"-todo, mira sigue mi razonamiento."
"-¿Para qué crees que así fue diseñado el mundo, tan dificil de predecir el futuro?"
"-No lo sé", dije algo impaciente, "-¿Por qué?"
"-No por qué, sino ¡para qué! -me corrigió y continuó:
"-¡Para asegurar el Libre Albedrío de los seres humanos!"
"-¿Lo qué?" - si ya sé... estaba tan asombrado que se escapo el "loqueismo".
"-Lo que oyes", me remedó el enano, "-teniendo tantas variables simples, complejas y compuestas, por mencionar sólo algunas, La Fuerza tiene a su disposición el infinito para cambiar lo que el Libre Albedrío tuerza del camino correcto."
"-No importa cuantos seres cambien el futuro, ni cómo lo cambien, ni el tiempo que lo cambien, ni las veces que lo hagan, las cosas volverán a la huella primigenia siempre y todo será como debe ser... ¿te enteras?" Me volvió a copiar con sorna.
Perplejo, me senté sobre un largo adjetivo, para estar cómodo y me hundí en oscuras lagunas del saber humano.
¿Y si el duende tenía razón?
La filosofía, tanto pre- como post-socrática me pareció una mala broma... ¡hasta creí oir como reían juntos Tales de Mileto, Schopenhauer y Lacan!
Salí corriendo de mi mente (bueno, es una manera de decir) me acerqué a la ventana balcón y me quedé mirando los acantilados iluminados por el sol de la tarde...
¡Cómo podía cambiar este espectáculo natural por las tonterias de Elfo!
Pero y si...
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