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Corría la década del cincuenta del siglo pasado en Colombia gobernada por un dictador sumamente ignorante y egocéntrico. Gustavo Rojas Pinilla tenía como divisas robar y hacer y además matar a todo el que se le opusiera. Así asesinó a unos estudiantes en la Plaza de toros de Santa María cuando arengaron en su contra. No vaciló en ordenar fuego a discreción. También bombardeo a Cunday, un pueblo del Tolima. Dos de sus nietos reposan en la cárcel por ladrones ya que siguiendo la tradición familiar se robaron a Bogotá. En aquel tiempo vociferar a favor del presidente era un salvoconducto indiscutible. Néstor Londoño tenía en el barrio más tradicional de Bogotá y a unos pasos del palacio presidencial, La Candelaria, un bar donde se vendía café, licor, se tertuliaba, se jugaba billar y se conseguían prostitutas. Tenía en medio del bar una foto del general Rojas Pinilla con todos sus arreos. El sitio era famoso en Bogotá y Néstor era tan conocido como Gardel en Buenos aires. En realidad Néstor era enemigo del presidente que era conservador y él era liberal pero como andaba fugitivo por matar conservadores esa fue su estratagema para sobrevivir. De tiempo en tiempo intervenía en las tertulias defendiendo al general y trabándose a puños en su defensa. El general le profesaba una secreta admiración ya que al palacio llegaban todos los chismes. No eran formalmente amigos pero lo quería como a uno de los suyos. Cierto día llegaron al bar un par de paisanos a quienes Néstor Había robado en Pereira. Seguramente llegaron a matarlo pero él les madrugó a tiros y dejo los dos cuerpos tendidos en el suelo. Apareció la policía y ya la noticia estaba en palacio. Néstor le exigió a la policía que lo llevaran hasta el palacio para hablar con el general. Con reticencia lo llevaron y el propio dictador salió a recibirlo. Él le dijo que dos individuos aparecieron al bar a darle tiros al cuadro de mi general y a amenazar a Néstor y que él les disparó y los mato. El dictador le ordeno entrar en palacio y le entrego un escrito donde le otorgo perdón y olvido. Néstor reía pero con la boca del estómago porque el general cayó en su trampa. |
Texto agregado el 10-11-2013, y leído por 185 visitantes. (3 votos)
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