El Profesor Mirlotes inspiraba confianza.
Sus alumnos no vacilaban exponerle sus preocupaciones
aunque supieran que no estaba de acuerdo con ellos.
Uno de ellos, tachado de muy conservador, le preguntó:
- Maestro, ¿Por qué hay tantas marchas, protestas y huelgas?
Ya no podemos vivir tranquilos. Durante el gobierno de Pinochet
la gente vivía más tranquila, había menos desmanes.
Me gustaría que pudiéramos vivir en paz.
Una repulsa grande y efervescente fue la de sus compañeros
del Curso de Filosofía Práctica,
rechazo que, a su vez, provocó la repulsa del Maestro:
- Todos tienen derecho a opinar y el deber de respetar.
Sin embargo, le respondió con su sinceridad de costumbre,
siempre adobada con delicada gentileza,
que a nadie hacía sentirse mal:
- Lo que tú estás añorando
es la paz de los cementerios que había por entonces.
-¿Por qué no podemos vivir hoy en paz y hay tanta agitación?
Será el tema de reflexión de hoy:
1º Analizaremos esa realidad de muchas marchas,
protestas y huelgas.
2º Veremos el por qué. Todo, como siempre por su orden.
Después de constatar el hecho social,
los alumnos discutieron acaloradamente,
los “por qué” de esa burbujeante situación,
y en eso se anduvieron empantanando:
no encontraban satisfacción en sus propios argumentos,
hasta que el Maestro les dio una nueva base para continuar:
- Analicemos estas dos frases, propuso. Y escribió:
- “La Paz es obra de la justicia”,
- “y es preciso irla construyendo cada día”.
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