Sabido es que este país no ofrece oportunidades, que la provincia se cae en pedazos y que el país cada vez se hunde más en la miseria y en la corrupción. Claro, todo en este mundo tiene sus pros y sus contras, pero la balanza siempre se inclina más hacia un lado y hace tiempo ya, hace años que todo marcha a paso de tortuga y el lado más pesado es el del dolor, la soledad y la pobreza. Parece ser que solo nos queda vivir a través de las pequeñas alegrías individuales, pero estas no pueden proliferar ya que son fugaces y rara vez se complace por su medio a los bienes de la especie.
Ahora mientras escribo desde un rincón olvidado por muchos y desconocido por otros tantos, la pesadez y la desgana de apodera de mi corazón, de mis piernas y mis manos, y tal vez sea lo mismo plasmar en papel los incontenibles sentimientos que dejarse caer y pasar el resto del día observando la nubes, sin nada que decir, sin nada que hacer.
Si uno realmente absorbiese el lado oscuro de la vida a un cien por cien aumentarían los suicidios, no habría ningún sostén social ni organización alguna, es decir, nuestra estructura y mayor supervivencia caería y dejaría de existir, el ser humano es egoísta, pero a veces el egoísmo nos salva y la verdad es que ni mi persona ni muchos otros se sientas a martirizarse por los tormentos y las desgracias de toda la humanidad, importan, claro que importan, y su uno tiene una pizca de sentimientos nobles en las entrañas también duelen, pero uno vive su vida no la del resto, entonces se preguntaran ¿a qué va todo esto? ¿ a que lleva todo esto? Y la respuesta indica que hay momentos, días, horas, estaciones en las que todo el peso y toda la desgana de vivir se desploma sobre nuestros hombros, uno siente pereza y desgana, cansancio y abandono, también uno muere un poco por dentro, o al menos muere la esperanza (un dolor y sufrimiento prolongado como fue dicho en su tiempo por el maestro Nietzsche), uno mure un poco más, y ni el casi eterno cielo azul reanima, ni el rose de la piel ajena, ni los viejos confort que tanto placer obsequiaban, menos que menos los objetos banales y superfluos que ocupan espacio y de nada nos sirve, ¿ entonces qué sirve ante dicha sensación, ante dicho sentimiento? No lo sé, supongo que tan solo hay que reposar y ver calmar las aguas de esta inmensa marea, y quizás después de todo no sea lo mismo sentarse y auto dañarse la cabeza agregando negatividad a la que ya llevamos impregnada, a escribir un buen rato o reflexionar cuarto de hora sobre el asunto. Entonces lo mejor o la única salida pueda ser esperar, esperar y esperar, y abrigarse con la dignidad y el orgullo que quizás durante un largo periodo permanecieron en letargo, y olvidarse del tiempo y el clima, de las monedas que faltan, de las que causan problemas, de las que nos dan tranquilidad.
Y vivir esta vida que da calor y a su vez quema, con su sol brillante y oscuro.
Vivir nuestra única estadía en la tierra sin preguntarnos tanto, aceptando el dolor y la falta de oportunidades, buscándole la vuelta aunque sea difícil, aunque nos llenen de trabas, porque vale la pena, bien en el fondo yo sé que vale la pena.
|