Cuando tenemos en mente la necesidad de nuestra ciudad de formar personas capaces de realizarse tanto profesionalmente como moralmente estaríamos dando un gran paso hacia el cambio.
Al mirar a nuestra juventud descubrimos como desperdiciamos todos los días grandes dotes que tenemos, en lugares y situaciones que definitivamente no lo ameritan, y los que no se encuentran en esta situación no tienen los medios suficientes para salir de esta.
Cuando vemos la adolescencia como solo una etapa no estamos comprendiendo la realidad. En eta clase de sociedad en la que vivimos es necesario prepararnos ante el futuro que nos va pisando los talones, esperamos hasta que ya es muy tarde para resarcir todo el tiempo perdido.
Los jóvenes que tienen las oportunidades de triunfar casi nunca las tomas, se pierden entre los placeres banales, no se cultivan como personas integrales, ellos no están concientes de que la vida no es para siempre, que esta fase no les durará mucho. Y llega el momento de enfrentarse al mundo, caen de bruces contra la ilusión que habían creado.
Pero está el otro lado de la moneda, quienes quieren hacer de su vida algo realmente bueno. Ellos no tienen las condiciones necesarias para lograr su cometido.
Cuantas veces hemos presenciado estos jóvenes que tienen deseos de salir adelante sin un peso en sus bolsillos para procurarse una buena educación. Es como si Dios le diera pan al que no tiene dientes, pero es mas como si el que tiene las oportunidades no las quiere.
Compadezco de aquellos que dejaron sus identidades atrás para hacerse de un nombre reconocido dentro de su entorno, solo por la popularidad perdieron la capacidad de considerar el estudio como la forma mas fácil de llegar a las metas más difíciles.
No conozco pena mas grande que serle inútil a una sociedad que en realidad necesita de gente capaz de luchar para cambiar el entorno. Sería una tristeza verse como el tonto, el bufón que nunca hizo nada ni siquiera por si mismo. Que vergüenza si en realidad fuera de la multitud del pueblo que se deja llevar por malas desiciones, si fuera parte de la estupidez.
Pero es sencillo solo hablar, pero si conseguimos hacer, seríamos capaces de cambiar el mundo. Solo basta recordar que depende de nosotros la capacidad de hacernos mejores personas, de aquellas personas, de aquellas que los demás admiran. Somos quienes nos salvamos o condenamos