Tal vez debería dar nombre a tus ojos; llamarlos brillo o fulgor, para soportar la ceguera que producen al mirarme. Tal vez debería nombrar tus labios; ritmo o compás sería un buen nombre, para apaciguar la estruendosa melodía que me inunda cuando escucho las palabras que profieren. Tal vez, y solo tal vez, debería dar nombre a tu cuerpo, océano o marea podría llamarlo, con el fin de calmar la angustia que produce el navegar sobre tus olas.
O tal vez debería dejar de buscar nombres, de buscar excusas, y aceptar el hecho de que tú, y solo tú, eres mi sueño, mi anhelo y mi única esperanza…te llames como te llames.