Natalie Portman

Durante el verano de 2007 la noticia que más circulaba era la de Natalie Portman, una chica de 17 años que desapareció durante una excursión de su instituto a Curasao, una isla localizada en el caribe. Aunque todas las historias que circulaban acerca de la joven eran extraordinarias, ninguna de ellas era correcta.
Natalie era una chica de 17 años, recién graduada del bachillerato en salud. Alta, ojos zarcos, cabello rubio y muy buena persona. Su madre estaba orgullosa de ella y, como regalo de graduación, le dio el permiso para ir a la excursión mencionada… ¡Pero si hubiera sabido lo que le esperaba!
Anderson y yo estábamos en casa. Era domingo y ese era nuestro único día de descanso. De pronto sonó el teléfono. Contesté. Era la secretaria. Me dijo que alguien preguntaba por Anderson. Colgué.
-¿Quién era?
-La secretaria.
-¿Qué quería?
-Alguien quiere verte en la agencia ahora.
-Bien, pues ¿qué esperamos? Lo único malo es que no nos pagarán por esto.
Tomamos el autobús y llegamos a la agencia. Al entrar un hombre con algo de sobrepeso estaba
sentado.
Cuando nos vio se levantó y saludó a Anderson. Este le hizo pasar a su lugar de trabajo.
-Buenos días don…
-Mario, mi nombre es Mario.
-¿Qué lo trae aquí en domingo?
-Vine para reportar un secuestro.
-Entiendo, ¿quién es la victima?
-Mi hija Natalie.
-¿Dónde estaba antes de desaparecer?
-En Curasao.
Anderson se sorprendió.
-¿Disculpe?
-En Curasao Inspector.
-Lo siento, pero yo no tengo nada que ver en ese lugar.
-¡Por favor! –Dijo Mario llorando-, ¡Usted es mi única esperanza! ¡Su conocimiento podría hacer la diferencia en este caso!
-Está bien, está bien. Pero cálmese, ¿OK?, bien, dígame todo, sin olvidar nada. Carlos, déle un vaso de agua para que no se ahogue.
-Gracias. Bien, creo que les contaré desde hace veinte años. Aquí había mucho desempleo por la guerra. Yo tenía 20 años y decidí emigrar hacia los Estados Unidos. Lo logré, pero de manera ilegal. Ahí conocí a Caroline, de quien me enamoré. Nos casamos un año después y tuvimos una hija, Natalie.
Hace dos años decidimos divorciarnos (pues me amenazaban de muerte). Caroline se casó con otra
persona y Natalie se quedó con ella. Cuando vine aquí, gracias a mi experiencia ganada en Estados Unidos, logré abrir un taller (porque allá trabajaba de mecánico)…
-Me parece interesante –interrumpió Anderson-, pero ¿por qué no me habla acerca del secuestro?
-Está bien. Ayer, como a eso de las 10:00 PM, me llamó
Caroline (porque aún estamos en contacto) y me dijo que Natalie no contestaba su celular y tampoco llamaba. También me dijo que había llamado a una amiga de Natalie pero que esto se cortó la llamada. Creo que no tenía mucho saldo.
-¿Eso es todo?
-Sí.
-Me temo que esa es muy poca información. Tendrá que ir yo mismo a buscarla en Curasao.
-Puede ir conmigo. Tenía planeado ir mañana, pero por error me dieron dos boletos extra.
-Perfecto. Parece que la suerte estará de nuestro lado en este caso.
Al día siguiente Mario vino a vernos para darnos los boletos del avión. Anderson subió las maletas a la cajuela del auto policial y partimos hacia el aeropuerto.
Al llegar comimos algo (porque no habíamos desayunado) en un restaurante del aeropuerto. Luego esperamos a que mencionaran nuestro vuelo. Luego de una hora de espera subimos al avión. Llegamos a Curasao a las 12 del medio día. Luego de bajar del avión y recoger las maletas, Anderson le preguntó a
Mario si sabía donde estaba el hotel. Este dijo desconocer su ubicación; así que llamó a Caroline. Está dijo que estaba en una playa llamada playa Kingston. Mario colgó y se lo dijo a Anderson quien, después de para un taxi, le pidió nos llevara a dicha playa.