A partir de una profunda nada, ese y esa, despertaron con el soplo de un aliento, o eso les parecía, y una nueva sensación en su interior.


No podían recordar el pasado, ni siquiera tenían la idea de pasado, como si se tratara de la primera experiencia de su cuerpo en una nueva vida.

Cerca de ellos había varios árboles que parecían familiares, pero esto podría ser porque estaban llenos de seres, comiendo y saltando de rama en rama, esas criaturas eran similares a ellos, pero no del todo.

Mirando hacia abajo, se encontraron con un pequeño estanque lleno de barro donde algo o alguien parecía haber estado haciendo muñecos.

Todo era muy extraño, pensaban que habían bajado de los árboles y, al mismo tiempo, se sentían como si el lodo en el estanque fuera parte de su ser.

Mirando hacia la gran sabana que se extendía al final del bosque, intuyeron que había un trabajo por hacer. Así que comenzaron a alejarse de la selva.

Y así pasó la tarde y la mañana del sexto día.