Eres tú mi acariciable
mujer de mis sentidos
honestos de pasión y llenos de armonía,
tus amables entrañas que encojen
mi ser penetrante,
bañándome de amor están
los suspiros de suave aroma,
un fulgor a la luz del pensamiento
me toca las arterias
tan solo pensar en tus elogios hermosos,
llevándome al paraíso de rosas.

Juntos haciendo cuchicheo
de locuras infinitas
hacia donde se inspiran los deseos
relajantes hasta las profundidades del mar,
nuestros sentimientos con chorros
en caridad y comprensión,
cometemos un agravio
acostados, es el pecado
de Adán y Eva.

Lujo cristal es tu boca
adorándome a mi
con sonrisas que llegan a lo espiritual.

Gracias por el cariño,
perla de oro,
tan preciosa es tu cabellera,
por completa eres mi princesa.