Gabriel es un multimillonario, lo escogieron como el hombre más adinerado de la Tierra, por una revista especializada en ese tipo de temas. Es ingeniero civil graduado a los 22 años, en su juventud pensó que ser ambicioso no tenía nada de malo, aunque no sabía si sus creencias católicas le permitirían soñar con ser una persona muy rica. Aunque luchó un poco con los dogmas con los que creció, finalmente logró llenarse de una gran ambición que tradujo en una visión empresarial muy poderosa. Cuando se tituló, le dieron la oportunidad de trabajar en una constructora que quebró al año; con lo que ganó, creó su propia empresa y empezó a construir todo tipo de obras, especialmente viviendas.

Cada día en el noticiero, él ve que muchas personas viven en condiciones deplorables, sin embargo, esto no afecta su avaricia, siempre quiere más. A los 40 años ya era el mayor constructor de edificios residenciales en su ciudad, todas las residencias que construyó tenían medidas muy pequeñas, a medida que avanzaba su constructora, cada vez hacía más diminutas las viviendas. Mientras tanto, Gabriel cada día compra casas más grandes, en las que ha instalado una cancha de tenis de mesa, de billar y un bar entre otras cosas. Se casó luego de graduarse, y tuvo 7 hijos, todos ellos asistieron a las escuelas con mejor reputación, fueron a muy buenas universidades y también tuvieron cargos directivos.

A Gabriel no me interesan los sueños de sus empleados, ni siquiera conoce sus nombres, todos ellos viven con muchas dificultades en todos los sentidos, no obstante, Gabriel no está interesado en los problemas de pobreza de sus subalternos. Es consciente de que para que haya un rico, debe haber mil pobres, no quiere abandonar los lujos por los que ha trabajado. Sabe que la suerte lo ha acompañado, está confuso porque no está seguro de si lo que ha obtenido se lo ha ganado con esfuerzo, o si ha sido el azar el que le ha entregado muchas riquezas. No le interesa que sus esclavos, perdón, sus empleados tengan talentos en diferentes áreas del conocimiento, a él lo único que le importa es que todos le sirvan, para Gabriel no existe la literatura o la música, por lo menos no ve ninguna de estas habilidades en sus trabajadores, no considera que haya personas más inteligentes que él.

Tiene claro que la inteligencia es una forma de engañar, porque si todos fueran inteligentes, ¿Quién haría el trabajo de auxiliar? Aunque una vez alguien le abrió la puerta para que empezara a trabajar, luego de que se posicionara en el mercado, no le dio trabajo a ningún colega de su profesión. La religión le ha servido para miles de sus dependientes crean que van a tener fortunas en el cielo, mientras que él se regodea con sus millones de dólares. La policía sirve para protegerlo, no para ayudar al pueblo, el que se quiera rebelar ante su emporio, es asesinado o va a la cárcel. Gabriel sabe que miles se mueren de hambre diariamente, pero aunque reconoce que le está quitando la comida de la mesa a muchos de ellos, cada día su codicia crece más.