Me ha vuelto la intensidad a cada átomo vivo de mi cuerpo. (¿Vivo? ¿Habrá muerte de átomos en esta sociedad que es mi vida?) Me ronda de lejos el pertenecer, me siento habitada por la transmutación; se viene confabulando desde lejos, donde las distancias se confunden con el tiempo (y el viento); y el viento que me abraza en cada exhalación. Ah sí, me ha vuelto el calor al cuerpo, el amor a las manos, el deseo a los ojos, me han vuelto las ganas en los pies y la urgencia en el alma. Una explosión por dentro (pero no implosión) una nueva organización de los átomos (¿eso sucedera porque muchos van muriendo...?) los más rebeldes se dispersan en la átmosfera buscando ser libres, lo más conscientes se unen formando violetas, y los que se rehúsan a ser responsables de mi no-existencia se amontonan como pueden haciendo el amor hasta dar a luz a esto que no se que es....¿Norolulu o Norolulú? El conocimiento no es sólo intelectual, ni mental, ni físico, ni mucho menos pasajero; me atrevo a decir (con un poco de cobardía) que el ser es conocer; no hay acción alguna, o las hay todas consumadas en esto mismo q llaman vivir (percibir).