Esfumándose en el aire los pensamientos se alejan de mi superficie cerebral.
Ya no forman parte de mi cuerpo, ahora lo controlan desde lejos. Como si fuera su marioneta.
Las manos comienzan a sudar, el pulso me tiembla y mi corazón se acelera inexplicablemente.
La oscuridad se vuelve mi única amiga fiel y la luz del día en mi peor enemiga.
Los únicos sonidos que aceptan mis oídos son mi respirar y una que otra melodía de Chopin, acompañado de colillas en un cenicero de la habitación.
Los pensamientos andan juguetones, hoy vinieron por mi otra vez.
Texto agregado el 03-11-2013, y leído por 71
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Lectores Opinan
03-11-2013
Los pensamientos a veces son muy juguetones. Y van y vienen como las espumas de las aguas corrientes y saltarinas. simasima
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