Se lo dio en llamar “Proyecto Mildendo”, en referencia a la capital de Liliput, una comarca isleña ficticia de los Viajes de Gulliver. Fue un plan llevado a cabo casi en paralelo a la conquista del Universo. El tema a resolver por los científicos eran los conflictos originados por la superpoblación, la escasez de alimentos, el espacio vital, la polución ambiental y el calentamiento global. Fueron esos males los que generaron los grandes conflictos que hacían peligrar la vida en el planeta.
El lugar elegido para la experiencia fue un pueblo olvidado de la China septentrional, de costumbres casi medievales, en total aislamiento de la sociedad contemporánea.
Contaba con una población de 5.000 habitantes cuando acordaron modificar los patrones en el gen que regula el crecimiento. Lograron manipular la proteína del embrión que determinaba el tamaño de los huesos con el objetivo de desarrollar esqueletos de contexturas mucho mas reducidas a las actuales. Precisamente llevar los cuerpos al 50% del tamaño del de sus progenitores. Es decir que la nueva descendencia desarrollaría un tamaño de la mitad que el de sus padres. En el término de 5 generaciones lograron desarrollar una población cuya talla promedio fue de 5 centímetros. Tal fue la transformación que la población que en sus orígenes ocupaba una superficie de 30.000 metros cuadrados, 120 años después, en aquel ignoto pueblo de ahora 12.000 habitantes, convivían armónicamente en un espacio de solo 1.600 metros cuadrados. Un pueblo perdido de 40 metros por lado y una densidad de 7,5 habitantes por metro cuadrado. . Un nuevo mundo a escala 1:35 . El objetivo final del proyecto era de reproducir a escala mundial la experiencia China. Los informes llegados a las mesas de análisis y evaluación informaron que de reproducir a nivel mundial el experimento asiático, toda la humanidad estimada en 13.600 millones de personas, con todas con nuevas adecuaciones, estarían ocupando solo el 4% de de la superficie del planeta. La tierra podría albergar a una población impensable de 200.000. millones de personas.
Ya se había acordado el tamaño de la población con los estándares logrados en el pueblo de China, así como las viviendas, utensillos para la casa, el trabajo y el esparcimiento. En donde no había acuerdo era con temas más políticos y de economía. Los más relevantes, la producción de alimentos, de energía, transporte y límites territoriales.
Este forzado experimento darwiniano de evolución de las especies, hizo eclosión cuando los servicios de inteligencia árabes, lograron interceptar las comunicaciones entre los científicos y los miembros del cerrado grupo de investigadores. Un minucioso relevamiento topográfico dio con la aldea de los diminutos hombrecillos, que nada los hacía suponer de las manipulaciones genéticas llevadas a cabo. Conservaban una vida plácida y armoniosa, sin sospechar que en el resto del continente convivían seres 35 veces superiores a su tamaño.
Un encuentro entre ambas civilizaciones se podría asemejar a encontrar en cualquier ciudad como Londres, Paris o Nueva York con gigantes de 60 metros de alto.
La incursión de los invasores a la diminuta aldea no se hizo esperar. Todo comenzó con grandes movimientos telúricos provenientes de las pisadas de los gigantes que se acercaban. Muchas leyendas formaban parte del acerbo popular de los moradores que hablaban de migraciones masivas de los padres hacia lejanas e ignotas regiones ni bien sus hijos alcanzaban la adolescencia y que se repetían en cada cambio generacional. La más impactante era la protagonizada por unos gigantes que se llevaban a los padres y que en algún momento regresarían en busca de los espacios usurpados por su descendencia. Era un pueblo sin ancianos, forzadamente excluidos y que avivaba aun más la tradición oral.
Los espías llegados a esas tierras no lo podían creer. Se habían encontrado con un gran hormiguero humano donde se conjugaban expresiones de susto, horror y desesperación por los recién llegados. Los gritos se asemejaban al de un enjambre de avispas, inentendibles y monótonos.
En ese instante, los invasores musulmanes sintieron que toda la humanidad estaba haciendo una gran ofensa a Dios, se arrodillaron en busca de la Meca, con las manos apoyadas a ambos lados del cuerpo, la cabeza apenas tocando la tierra y comenzaron a orar.
OTREBLA
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