No quieres ser, una más de la blasfema colección, la respuesta a un momento crítico, dejarme con un mal sabor de esta fallida ilusión. Regresarás y pasará el tiempo, cada quien con sus victorias y fracasos, cada quien contando los pasos de senderos inesperados. Volteando tal vez a lo que hemos dejado, tal vez... recordando lo que disfrutamos, lo que abandonamos. Probablemente sí fuiste un pretexto, un berrinche de mi soledad, un discurso parecido al segundo, cuarto y sexto, un instante embriagado en la inseguridad.
Amor que substituya, piel que se hizo mía, para que la mía sea tuya, cada día una bella melodía, cada noche una intensa casería, por demostrar que siempre te amaría. Pero ya me es costumbre, que me dejen al atardecer, sin decirme cómo acabará diciembre, como los sueños rotos que deben perecer.
Terminó octubre, aquel mes que no sentí, ni la chispa de tu corazón, ni la fe que tenía en ti. ¿Qué me dejaste al seguir? ¿Qué obtuviste en este frío coincidir? Espero una espina de amargo frenesí.
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