Alma sutil que espera

Cuando por las noches las horas derriten su existencia
y van pasando apenas,
yo deambulo,
antes taciturna y ahora insomne,
y voy dejando tras de mí lejanas primaveras.

No espero que se enciendan las luces antiguas
de otros tiempos
ni espero la ilusión de venturas,
no sé qué espero,
pero espero.

Y en la mesa retozan los papeles pelados,
sin palabra alguna,
hasta que al fin despierten las hadas de las letras
y jueguen a volar.

Hay un cansancio añejo disfrazado
y también pordiosero,
que se revuelca en la hoja que busca a su padre,
pero ya se ha ido.

Huérfana soy de todo sentimiento de fraternal presencia,
y no lo niego,
pero más vale huérfana que perdida entre los brazos estériles
de la melancolía.

Yo antes resistía los pasillos, ahora no los niego,
me hundo en ellos,
y es un placer profano descubrir que es un néctar
tan dulce como amargo.

Las luces, las luces ya volvieron,
al menos por un tiempo,
y yo festejo,
y mis dedos se mueven con las teclas como en un baile
siendo infieles al papel, dejándolo allí solo como a un perro.

(No duermo)

La pena se ha rendido por un rato,
liberando el alma sutilmente olvidada,
en un jardín de otoño ha dejado los brotes suspendidos.

(No los llames)

Mi corazón ahora late tímidamente acaso, penitente,
y busca a tientas
la esperanza perdida de los sueños más tiernos,
un suspiro de tiempo.


La vida es una antorcha que inconsistente brilla,
y es el amor
el faro que perdura por rescatar el alma secuestrada,

(a veces gana)

Ahora soy libre del yugo cruel de la melancolía,
casi libre,
me tiene con una soga larga creyéndome feliz,

(espero que perdure)

La vida es sólo eso, pero es tanto que duele
cuando duermo,
y me pierdo si en los rincones mi voz no se hace eco
por eso me desvelo.

No existe el mundo en la soledad más sola,
el mundo queda lejos,

y es casi placentero descubrirme feliz
como en un sueño.

Alma sutil que espera sedienta en las ventanas ver estrellas,
por eso,
he de dejarme mecer por la ventura
de ser alguien que lucha y forja sus sueños
en un papel iridiscente
dejando marcados en el alma
los versos
que regresan.


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Gracias a mis queridos cuenteros, los he extrañado mucho, espero seguir viniendo a casa para compartir.
Todo mi cariño.