Uno de tantos otros días en los que la familia de Paudden asistía fielmente a la fiesta de su “fe” y mientras el mas ensordecedor y tétrico silencio acababa poco a poco con los pequeños oídos de Paudden, ella indiferente a el, seguía con la mirada una colorida mariposa que jugueteaba en el aire, todos en aquel salón seguían atentos la entretenida charla de ese sujeto vestido de blanco, mientras ella, desconectada de aquel aburrido mundo volaba junto a su mariposa, seguía con la mirada la fantasía de ser niña por siempre.
El silencio crecía cada vez mas y lo hubiese seguido haciendo de no ser por ella, o mejor aún por esa estrepitosa carcajada que se escapo directamente de su corazón hacia la multitud expectante a la nada, esa multitud que pretendía entender su complejo y enigmático Dios , tal vez y aunque ese derroche de vida fue la satisfacción a miles de gritos mudos que pedían un respiro, la hipocresía características de las beatas acabo por condenar su conducta, decenas de miradas la atacaron como afilados cuchillos, pero Paudden parecía no haberse dado cuenta de nada, seguía con su mirada cada uno de los colores de su mariposa mientras su alma por medio de la risa seguía “enloqueciendo” a todos y cada uno de los asistentes.
De pronto y sin dar mas explicación que las ambiguas conclusiones de la gente se retiro de aquel lugar con la pureza que solo se encuentras en el corazón de un niño, camino hacia la puerta mientras miles de hirientes comentarios intentaban inútilmente lastimarla, escapo de una sociedad de hipocresía que reflejaba muy bien el condicionamiento creado para limitar al hombre y se dedico a caminar hacia la luna, se dedico a seguir con su mirada las estrellas, se dedico a escuchar y fue entonces cuando por fin sintió el dulce pero prohibido sabor de la libertad, fue ahí, cuando sintió por primera vez que las cadenas que siempre limitaron su mente se rompían e inmóviles se posaban un instante a ver como ella volaba lejos de aquel triste lugar.
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