Salió en la mañana a dar un paseo por el campo. En su mochila llevaba un termo con té rojo. Al filo de la tarde se arrimó a un bohío hecho de paja y guadua que es un bambú. Se sentó en una banca de madera y comenzó a recapitular su vida.
Salido de la escuela presentó exámenes para el ingreso en la universidad y obtuvo calificaciones tan buenas que figuró en los primeros puestos de la nación, pero como su pobreza era tanta entonces se presentó a una beca internacional para estudiar física nuclear en el extranjero. El día de la entrevista le informaron que era el mejor candidato . Una de las entrevistadoras le informó que no le darían la beca porque ella creía que él no se amañaría en el nuevo país. Gelasio salió destruido. Muchos años después supo que el espíritu se había valido de aquella dama para enderezar el rumbo ya que la decisión de ir a estudiar al extranjero no procedía. Hoy le llama un ardid del espíritu. Haber sido físico nuclear piensa hoy es un soberano desacierto.
Cuando estaba en la universidad tenía una novia de una belleza conmovedora. La madre de ella era una mujer sumamente rica. Sin que mediara razón alguna le puso un ultimátum a la joven diciéndole que si continuaba con la relación la desheredaba. Esa relación se rompió súbitamente y la joven desapareció casi para siempre. Hoy treinta años después la ha vuelto a ver y es una anciana desvencijada. Bendita decisión la de mi espíritu fabricar ese ardid para librarme de semejante mal.
Desde muy joven la gente le ha visitado para que los cure, los aconseje y les haga exorcismos sin haber estudiado ninguna de las anteriores. Sin buscarlo ha sido conducido a ello por ardides del espíritu. La cosa ha llegado a tanto que han venido funcionarios del vaticano a solicitar exorcismos mayores. Gelasio nació en una familia atea funcional, es decir, en donde no hay proselitismo ni a favor ni en contra de dios. Para colmo de males estudió filosofía y por ello el cuento de espíritus, karma, reencarnación y exorcismos le resultaba extraño y antipático. Una cantidad de evidencias abrumadoras mas la presión de la gente solicitando sus servicios terminaron por convertirlo en médico, exorcista y psiquiatra.
El espíritu le ha cercado y no le ha permitido lo que ha deseado sino solamente lo que le ha convenido y por ello terminó convertido en lo menos pensado. Recordó a su amigo astrólogo Álvaro Puerta quien se la pasaba elaborando mapas celestes para leer el mapa del destino.
Hoy todas sus convicciones le apuntan a la teoría de las correspondencias y por ello no se permite tomar del mundo sino lo que vea que le corresponda. El amor, los bienes y todo se ha de medir con ese rasero justiciero y sus ambiciones todas se ajustan a eso. Ha desaparecido de su vida el interés por vivir en el pasado y con ello derroto la depresión. Tampoco vive en el futuro y tampoco padece de ansiedad. Vive solo el momento. Ni siquiera el día. Ahora solo es importante servirse una buena taza de té rojo.