Ya es el tercer día seguido, mi ropa apesta a sudor y cigarrillos; creo que lo único que he comido desde que llegué, ha sido una coca-cola y esas piezas de sushi en el bar del pelicano, eso fue el jueves creo o tal vez fue el sábado, no estoy seguro, aquí adentro se olvidan esas cosas.
Al principio me pareció algo molesto todo ese ruido y las lucecitas parpadeantes, esas luces de neon me provocaban una sensación de desprecio, ¡una rasquería! nada que ver con el glamour que muestran en la tele. Además, el olor a ozono saliendo de las maquinas (ese olor ácido que sale cerca de las pantallas, alguien me explico que es el ozono que se produce por la ionización del oxigeno, es como respirar aire pero que te envejece más rápido, como todo aquí, ¡te hace mierda!) y los cadáveres que caminaban junto a mí, eso si que fue lo primero que me molesto. Típico de Chile dije, ¡rasca la hueá!.
Huy... y cuando vi al animador... chico, regordete, desaliñado e indio... ¡chanta el gordo miserable!, tenía una corbata morada mal amarrada, chueca, como de lado a ese cogote seboso, parecía oficinista salido del trabajo, un hueón penca; y tenía un sombrero colombiano negro, de esos que usaba Escobar y que ahora están tan de moda por el reguetón y esas cosas. Y para colmo, cuando habló se le noto esa típica voz chillona del chileno, un pitido y el acento de huaso, más encima esa barba de un día cuando a uno se le olvida afeitarse y que los pungas usan como moda, ¡linda la cagá!, una pinta de cafiche pero al peo, más bien de proxeneta, o de esos huevones que animan en las discos y se tiran a las putas en el camarín, chulo el hueón.
En los reclames más el color que le dan y es lo mismo que Estación Central, ahí con las maquinitas de la esquina, es el mismo perfil de gente viciosa la que merodea, mal habidos, ¡tórrido el espectáculo póh!.
Igual me pegue el pique desde Santiago, así que voy a tirar la palanquita una vez que sea, me dije, y después me voy, cuando baje el sol, si afuera hace un calor terrible, ¡como 32º! Y el auto no tiene aire acondicionado.
¡Ja¡, y cuando fui a pedir fichas para meter a las maquinitas, más la decepción póh, ni el caché tenía, ahora las huevás son con trajeta como el el happyland, cinco lucas mínimo. Puedes usarlas en todas las maquinas del primer piso me dijo una guatona media tontona. Ahí casi le grito a la huasa culiá que sacaron del pueblucho de al lado, la negra piojenta no me quería aceptar monedas. Pero cuando le puse mala cara y la puse en su lugar agacho la cabeza la muy chancha.
Ahí me fui a probar suerte “Monticello” Gran Casino, ¡una mierda! La hueá pobre, los traga monedas ni siquiera tienen palanquitas, puros botones y pantallas nada mecánico, nada clásico, y más encima la cagá te dice que perdiste con resplandores como si perder fuera un premio, fea la ordinariez póh, ni un brillo pero lleno de luces la hueá, ¡huy y ese ruidito de mierda, no de las maquinas por que pa’ eso venía preparado; peor, un ruido así como de aspiradoras, como que estuvieran haciendo aseo mientras uno jugaba, picante la hueá póh, pero filo si tenía que gastar la plata de la tarjeta al menos si me había pegado el medio pique.
Me metí a la primera maquina que pillé, una que tenia unas monas piluchas y que iba mostrando más minas a medida que gastabas, ahí pedí como dos o tres veces o cinco parece, no me acuerdo. Pero me aburri de las monas y me fui a otra maquina una que tenia unas frutas era mas tradicional, al menos la pantalla fingía que tenia las ruedas de las maquinas antiguas, esas que tenía en Robert Deniro en la película del casino, el aparato me tiro puros limones y guindas, gané ahí eso si, como a la cuarta o sexta vez que lance, o sea, que pase la tarjeta, no me acuerdo bien, estaba medio mareado por el ruido y el olor metalico; igual el pisco sour estaba medio cabezón, porque me había comprado uno ahora que me acuerdo, como a las 10 vez que lance en la primera maquina, pero fue un poquito nomás.
Bueno después de que me cambié, por que no iba a tener tanta suerte de ganar dos veces en la misma maquina, me fui a la última que me uedaba en esa fila, por que en el casino hay hartas maquinas en fila asi como en la tele. Ahí tuve que cargar por tercera vez por que se me había acabado la plata de la tarjeta, y todavía tenía que hacer tiempo póh; Además justo que me estaba entrando la suerte, pero en fin ahí cuando me iba a empezar a ir bien yo creo que los del casino me pusieron algo en la piscola, por que claro a ellos no les gusta perder y como a mi me iba a empezar a ir bien mejor prevenir que lamentar póh, entonces yo creo que me metieron algo al trago, no se si en el primero o en el segundo, por que claro adentro hacia calor con el trabajo de las maquinas y no iba a estar tomando pisco sour que es muy dulce así que compre unas piscolas y cuando las sirvieron me dijeron que la coca no podían darme la cerrada por que ya tenían una botella abierta, por que yo pedí que me sirvieran todo de botellas cerradas, claro si uno ve las noticias y en la película esa también mostraban como le echaban cosas raras a los tragos.
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