Desperté en un paraíso, rodeado de árboles frutales con un cielo abundante de aves exóticas de variados colores. Voltee mi rostro y quede anonadado al presenciar a mi lado a una hermosa mujer rubia de ojos celestes expresándome todo su amor, conmovido ante aquella declaración romántica, le consulte: “¿Quién eres tú y en qué lugar me encuentro?”, a lo que ella me responde: “Esta es tu lujosa mansión y yo soy Victoria, tu fiel esposa… ¿Entremos a ver futbol, mi amor?” Ignorando la situación en la que estaba, igualmente acepte la invitación de mi desconocida esposa.
Al ingresar a la mansión vislumbre un lugar con una gran cantidad de objetos de mi agrado, tales como, video juegos de todo tipo, un microcomponente acompañado con las discografías completas de mis músicos favoritos, entre muchas cosas. Seguí el paso a Victoria, la cual me condujo a una inmensa habitación matrimonial, en la que había una cama de dos plazas de oro puro y un televisor de cuarenta y dos pulgadas trasmitiendo la final de la Copa Libertadores, que increíblemente la ganaba mi club de futbol favorito al mejor equipo de América. Mientras disfrutaba del partido de futbol, mi mujer me rogo que la esperara un momento para ponerse bonita, e ingreso al baño. Finalizado el encuentro por Copa Libertadores y mientras mi equipo celebraba su primer logro internacional, reapareció mi esposa en ropa interior muy sensual, proponiéndome una luna de miel, a lo cual no me negué. El coito inicio con mi bella esposa montada sobre mí, besándome con una pasión inigualable, pero inesperadamente comienza a golpearme en los muslos, por mas que expresaba mi dolor, continuaba con la agresión, luego de forma extraña abrió su hermosa boca de un tamaño increíblemente grande para esputar un gran chorro de agua sobre mi rostro, obligadamente tuve que cerrar los ojos para evitar el impacto del liquido incoloro en estos, pero al abrirlos me encontré en una habitación pequeña con un televisor de catorce pulgadas emitiendo un programa farandulero sin contenido, y a mi lado estaba la mujer con la que infelizmente me case, que me decía: “¡ Levántate inútil, para que lleves a los niños al colegio!” |