Empezó a notar un fenomeno que llamó su atención. Por las mañanas veía que su reloj estaba atrasado varias horas. Al comienzo pensó que el reloj estaba presentando fallas lo cual era muy extraño ya que su reloj era un Rolex. Cambió varias veces de reloj por otros de marcas prestigiosas y sin embargo el resultado era el mismo. Se reunía cada semana con una síquica y el queriendo saber le preguntó. Ella le dijo que se estaba proyectando demasiado lejos y que los tiempos de esos planos comparados con los de este diferian. Es decir, el tiempo se contraía. El, que era físico, sabía que cuando se viaja a una velocidad cercana a la velocidad de la luz entonces el tiempo de ese marco de referencia era distinto. Unas cuantas horas en ese nuevo movil podria significar varias décadas de diferencia. Sus amigos le notaban rejuvenecido e incluso le calculaban diez años menos. Sin saber había aprendido el arte de los supervivientes de la muerte. Esa era la piedra filosofal sin alambiques y sin química.En silencio sonrio pensando en don Juan Alvarado, un sobreviviente de la muerte, a quien conoció en 1970 y quien le hablaba horas enteras de Arjuna uno de los héroes de la literatura milenaria de la India con quien compartío en el tiempo de los Vimanas.Cuando le conoció tenía 17 años y don Juan aparentaba unos 65 años y en ese tiempo de nada entendía pero durante mucho tiempo lo estuvo invocando y he aquí la respuesta. Don Juan ha vuelto.