Se diferenciaban un año de edad, vivieron su infancia y adolescencia en la misma calle a unos escasos cincuenta metros. Crecieron juntos eran inseparables , los más mayores se burlaban llamándolos novios, a ellos no les importaba . Él un día sufrió un pequeño descalabro al caer rodando para arrancar unas flores silvetres para regalarselas . Los veranos era un sufrimiento ,ella marchaba a un pueblo costero , los meses de julio y agosto se hacían eternos, el día que le anunciaban que volvía la noche antes no dormía, luego la veía y no era capaz de articular palabra alguna, hasta que pasaban varias horas. Se amaban en un amor inocente, cándido y puro.
Llegó la adolescencia y la juventud, pertenecían al mismo grupo, asistían a los mismos eventos lúdicos, en resumen se divertían al unísono, no se sabe bien por qué ambos se enamoraron al menos eso pensaban de otras personas, la amistad continuaba sin fisuras, se confesaban todas las cuitas amorosas, los vaivenes de las relaciones primerizas , se prestaban auxilio cuando la ocasión lo requería.
Se casaron cada uno por su lado, se distanciaron geográficamente, en sus respectivos matrimonios, fueron moderadamente felices y moderadamente in-felices, muy rápido para ambos sucedió la concatenación pasión, cariño y rutina, la distancia no fue óbice para mantener su amistad , contactaban cuando y como buenamente podían.
Llegó la era de internet, de redes sociales, de chat etc, en una conversación virtual afloraron espontaneamente los sentimientos , posiblemente porque el teclado actuara como deshinvidor , se confesaron su amor.
Ella le recrimino que estuvo esperando a que manifestara un signo, algo que demostrase que los sentimientos de él eran algo más que amistad, él le respondió que más de diez y de cincuenta veces pensó declararse, a lo que ella sentenció ¿por qué callastes?.¡Ahora es tarde!
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