Nunca, jamás, ni en un futuro próximo, o en un pasado permanente, debes dejar de lado algo por lo cual has luchado constantemente, sea cual sea el objetivo, ve por él, espéralo si demora, véncelo si se vuelve contra ti o ámalo si éste trae felicidad a tu vida, cuídalo si valió la pena, úsalo si debe ser enseñado a los demás, aliméntalo si sabes que crecerá para mejor, fortalécelo si encuentras que es débil en cierto aspecto.
Recuérdalo, resérvalo, guárdalo, viaja con eso. Mantenlo en tu mente, presente siempre aunque te quite el sueño, aunque te traiga pesadillas, aunque te haga sentir menos, aunque te aleje de ciertas cosas. Es tuyo y de nadie más en primer instancia.
Píntalo de la manera que quieras, circular, linear… desde afuera hacia adentro o vice versa. Desde las esquinas al centro o del centro a las orillas. Musicalízalo, hazlo vivir en ti tanto como tú mismo. Verás que te potencia el andar y te hace avanzar sin tener más energías.
Escríbelo en la muralla más visible de tu corazón y encontrarás gente que te ayude a realizarlo. Encontrarás también lluvias que tratarán de correr la tinta de lo esscrito, pero aunque sea ilegible, las manchas serán el recordatorio de lo presente que está.
Por más que lo parezca, esto no trata de amor. Trata de lo que realmente uno quiere hacer y de lo que realmente nos importa. Esas cosas personales que lo hacen a uno único entre billones de personas.
Sé tú mismo donde quiera que estés, alégrate cada día por lo que vez al abrir los ojos y agradece antes de dormir todo lo que el día te trajo como vivencia, experiencia y enseñanza. Pero nunca, jamás, ni en un futuro próximo, o en un pasado permanente, debes dejar de lado ese algo por el cual has luchado constantemente.
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