¿Y de qué sirven las segundas oportunidades cuando tampoco esta vez sabes aprovecharla? Sólo sé que soy peor que las plumas de ave que se las lleva el viento, a mí me lleva hasta el silencio. Pero sigo buscándote, y te sigo esperando. Porque serás mi compañera hasta la muerte. Porque lejos de completarme me complementarás y yo te complementaré. Porque ya somos completos, no medias naranjas de nadie. Así que vivo en la esperanza.
Si me permites, yo no sé si la primera oportunidad la tuve, o si ahora tengo una segunda. Yo no sé mucho. Yo sé lo que sé, y sé que te estoy viendo. Te miro y ahí estas y ¿a dónde vas que puedas escapar? Porque sin saber cómo es tu silueta, veo tu esencia que viene a mí. Sé que también vives en la esperanza de encontrarnos, sólo que no sabes que soy yo, ni yo que sé que eres tú. Porque no sólo yo espero en esta cruzada, sino que también me esperas, y eso ya lo sé. Ya estamos más cerca.
Piensa, suéñame, pídeme y estaremos entonces. Revélate ante todo y búscame, porque ya ahora yo te digo que no estas lejos de mí, corre hasta donde sabes y no temas cansarte porque heme aquí tirado descansando yo también de esta travesía.
Y sin embargo, nunca estaremos obligados. Nunca estaremos esclavizados a esta inevitable añoranza del uno por el otro, porque el sol nunca ha obligado a la luna a aparecer y la luna jamás ha obligado al sol a irse. Ambos lo hacen porque su naturaleza no la pueden negar. Esta inspiración natural también se encarna y mi esperanza esta basada en la libre voluntad de buscarte, sin prisas pero sin parar. Y ¡por Dios de mi vida que espero tu esperanza sea igual!, porque ahí sabiendo que nos buscamos, cuando menos sepas de mi existencia apareceré como el sol por las mañanas y cuando te vea serás mi luna, entonces nuestra naturaleza tampoco la podremos negar.
Y entonces, sólo entonces comenzaré a vivir contigo en un nuevo mundo. Y mis palabras cambiarán de sentido y mis pasos serán como un baile lento con música de piano porque no podré evitarlo. Te veré y nos miraremos y el sol y la luna seguirán saliendo y entrando una y otra vez, como tú y yo entraremos y saldremos de nuestras almas para seguir aplaudiendo nuestra naturaleza, una y otra vez.
Y cuando nos tengamos, no esperaré de ti mucho, ni poco sino sólo cuanto es. No te exigiré pero tampoco dejaré que me descuides y haz lo mismo. Entonces, no olvidemos agradecer que a su tiempo y a su ritmo, nos pudimos encontrar.
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