Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión. Pero la luz celestial no danzaba en sus almas oscuras, y los algodones flotantes, solo ayudaban a nublar aun más su ser, sus vidas quedaron en tierra. Solo eran ellos, sangre latente pero ya sin existencia, rodeados de extraños, también ataviados entre tribulaciones, Rumbo hacia su vida junto Alá. Jamás nadie abandonaría esa nave, jamás. Vengarían el insulto a dios, mofado en caricaturas, usando los rostros inocentes, de quienes solo anhelaban sus vacaciones en la gran manzana. Después los gigantes cayeron, naciendo esta historia.