El amor nunca se olvida, y nuestra verdad no muere,
me dijiste aquella tarde a comienzos de febrero.
En tus brazos hallé calma, y ese día el mundo entero
supo de un sueño feliz que a veces también nos hiere.

Hoy por fin puedo entender que la realidad requiere,
cierta dosis de valor, no solo un amor sincero.
Es mejor decirle adiós a tu corazón viajero,
porque mañana se irá, donde un nuevo amor lo espere.

Aún pienso que las locuras las cometen los más cuerdos.
Yo te digo: no hay destino, de esta elección somos dueños,
y si al optar, sigilosa la conciencia nos remuerde,

siempre el perdonar libera: cierra el libro de recuerdos.
Prepara ya tu equipaje, sin olvidarte los sueños,
comprendo que en esta Vida, se gana y también se pierde.