Ahí estaba, yo entre aplausos y sonrisas, entre admiración y envidia, orgullosa de mi talento, orgullosa del orgullo que emanaban las miradas de mis familiares que desde sus asientos escuchaban atentos mi discurso.
Tres hora después llegué a casa y sin mis altos tacones me miré al espejo y aunque hacía mucho que no pensaba en ti, algo en ese momento te trajo de vuelta a mi mente, y te busqué entre mis fotos y te encontré con esa mirada desolada, con esa sonrisa intrigante con tus tantos pecados cometidos, convencida de que no fue buena idea juntar a la vida contigo, ahora es difícil imaginar que yo una vez fui tú, pero así es.
Sentía como mi yo, con apenas veinte años, traspasaba el papel, sentía como escrutaba mi rostro, sentía como quince años nos convertían en personas diferentes.
Y ahora me dirijo a mi QUINCE AÑOS DESPUÉS y muchos cambios por el camino, aún recuerdo tu miedo y tu soledad y aunque parezca un infierno sobrevivirás y descubrirás tantos paraísos en una sola vida que creerás estar soñando, no hay puerta que aguante una vida cerrada y a ti te quedan muchas por abrir y muchas por cerrar, todo lo que ves derrumbarse todo eso que te hace sufrir dejará de ser importante. Aunque no me creas, esto no es una charla de superación, es la historia de nuestra vida.
Por último me diré que cuando llegue este día te sentirás fuerte, que hoy siento que por fin controlo mi vida, que ser feliz es tan sencillo como darle espacio a mis demonios y a mis ángeles y evitar que se peleen, quizás yo también esté equivocada ahora, tendremos que esperar quince años para averiguarlo. |