Padre e hijo aprovechaban los vientos de Octubre para elaborar y encumbrar su piscucha o barrilete, en esa época el padre solicitaba las vacaciones anuales para poder disfrutar con su hijo de esa actividad, les gustaba tanto que compraban papel de china, varitas de madera y pegamento para poder hacer la piscucha y barrilete. Un día en particular se les ocurrió comprar un papel más llamativo, compraron de un color fluorescente y que resaltaba con la luz, la cola, los flecos de la piscucha y barrilete los elaborarían del mismo papel fluorescente, “veras como en la noche resaltara” le dijo el padre a su hijo, llevaron todos los implementos para hacer la piscucha y barrilete, ya en la casa empezaron a elaborarlas; hicieron una piscucha del papel fluorescente y un barrilete del mismo, los dejaron toda la noche para que el papel se adhiriera a las varitas de madera y así poder encumbrarlas al día siguiente.
El padre tomó el barrilete y el hijo la piscucha que habían elaborado, subieron con mucho cuidado al techo de la casa, cada quien le adhirió un rollo de hilo a los mismos, esperaron durante toda la tarde y el viento no aparecería, unas ráfaga de viento muy suave no alcanzan para poder encumbrar a la piscucha y barrilete, esperaron y esperaron hasta que ya entrada la tarde unos vientos más fuertes llegaron de improvisto, cada quien tomó su piscucha y barrilete, empezaron a alzar vuelo, poco a poco fueron alejándose de donde estaban ellos, el viento las mecía de izquierda a derecha, cada quien les dio un poco más de hilo, la piscucha y el barrilete se movían libremente con el viento, parecían don aves que volaban, conforme fue pasando la tarde, ambos notaron que la noche estaba por llegar, no se habían percatado que la noche les cayó de presto, estaban tan inmersos en su actividad que no le pusieron atención al tiempo; el padre le dijo al hijo: “ya ves, te lo dije, mira como resalta mi barrilete”, “la mía también” dijo el hijo; ambos piscucha y barrilete resaltaban a los lejos por el papel fluorescente del que estaban hechas, padre e hijo gozaban y reían al mas no poder, “!parecen aviones o naves!”-grito el hijo, cuando ya la noche había caído empezaron a recoger el hilo, la piscucha y barrilete se acercaban hacia donde ellos, cuando estaban al alcance de sus manos los tomaron y se bajaron del techo, “mañana lo volvemos a hacer” le dijo el padre al hijo, éste asintió con la cabeza muy alegre.
Hicieron lo mismo durante un par de días, encumbrando a la piscucha y al barrilete, en el día el padre hacia unas actividades, por la mañana oyó al vendedor de periódicos, salió a la puerta de la casa y lo compró, observó en la primera plana una noticia importante el titular decía: “OVNIS acechan a la ciudad por la noche”, no le puso mucha importancia y paso a las síguete página, a la hora del ocaso él y su hijo subían al techo a encumbrar a la piscucha y barrilete, era una actividad que ahora realizaban a diario, en más de una ocasión la esposa les reprimió diciéndoles: “espero que no se caigan y ninguno de los dos salga lastimado”, pero no hicieron caso y siguieron con su actividad.
Un día por la noche padre e hijo estaban observando en la televisión un noticiero local, emitían las noticas sobre el país, la delincuencia, asaltos, la economía, deportes, pero a ambos les llamó la atención un reportaje en donde el periodista mencionaba sobre unos objetos extraños que sobrevolaban la ciudad, en las imágenes se podía ver unos objetos fluorescentes que resaltaban con la luz, un experto al que denominaban ufólogo emitió su opinión diciendo que para él era unos objetos voladores no identificados, a lo que comúnmente se le llama OVNIS, padre e hijo se sorprendieron por el reportaje, más aun cuando el reportero dijo que generalmente estos objetos se observaban cuando caía la noche, el hijo le pregunto al padre:
-¿Por qué nos visitaran esos objetos?-
-Pues no lo sé, pueden ser aviones o helicópteros-le respondió.
La noticia de los objetos voladores no identificados se había regado por toda la ciudad, todo mundo hablaba sobre el fenómeno que aparecía durante la noche, fue tanta el alboroto de la noticia que muchas personas salían durante la noche con sus telescopios y binoculares a ver si captaban alguna imagen de los objetos no identificados, muchos grupos se crearon para desplazarse a las montañas y colinas cercanas para poder captar una imagen de dichos objetos.
Al padre le pareció entraña la noticia y la coincidencia de que, cada vez que salían al techo a encumbrar la piscucha y barrítele al día siguiente aparecía en las noticias sobre unos objetos extraños que sobrevolaban la ciudad, ese día en particular le dijo al hijo:
-Ahora no saldremos a encumbrar-
-¿Por qué?-le pregunto el hijo.
-No me siento muy bien de salud, es solo un resfriando-mañana lo haremos, le respondió.
Al siguiente día el padre notó que en los periódicos y noticieros de televisión no daban la noticia sobre los objetos extraños, pensó: “será que han confundió la piscucha y el barrilete con los objetos extraños”, le pareció que no tenían nada que ver, al siguiente día en la noche subieron él y su hijo para encumbrar a la piscucha y el barrilete, se divirtieron como siempre, el hijo le dijo al padre:
-Lástima que mi amigo no pudo venir, lo invite para que nos acompañara-
-De veras y ¿porque no pudo venir?-le pregunto el padre.
-Acompaño a su padre a una colina cercana con sus binoculares, tal vez observaban a los objetos extraños-le respondió.
-¿Crees tú que puedan verlos?-le preguntó el padre al hijo.
-Pues no lo sé, lo importante es que andan y comparten juntos-le dijo.
El padre se quedó pensativo, miro al cielo y observo a la piscucha y barrilete, estaban muy lejos por el hilo que ellos le habían dado, miro a su hijo y le dijo:
-Qué te parece si dejamos ir a la piscucha y barrilete-
-Pero ¿porque? No tenemos otras para encumbrar-
-No te preocupes, mañana compramos más material y elaboramos otras-le dijo el padre.
Se prepararon para soltar a la piscucha y el barrilete, se pusieron de acuerdo y cuando el hijo termino de contar tres ambos cortaron el hilo que las sostenía y observaron como la piscucha y el barrilete se alejaban de ellos, hicieron un vaivén de izquierda a derecha y poco a poco se hicieron más pequeñas hasta que ya no pudieron verlas, se perdieron en el oscuro cielo, el hijo grito: “adiós piscucha y barrilete”, el padre puso su mano en el hombro del hijo y le dijo: “bajémonos mañana elaboramos las otras”.
Al siguiente día el padre llevaba todos los implementos para elaborar otra piscucha y otro barrilete, papel de china, varitas de madera y pega, el hijo lo observo y muy emocionado le dijo que le ayudaría a elaborarlas, ambos se pusieron a elaborarlas y el padre le dijo al hijo:
-Ahora haremos unas más grandes y más llamativas, ya verás-
Terminaron de elaborar la piscucha y el barrilete, las dejaron toda la noche para se secara el pegamento con el que habían adherido las varitas de madera, al siguiente día ambos las tomaron, subieron al techo a encumbrarlas, ya casi era el ocaso, un color rojo con anaranjado se reflejada en el cielo, el viento movía a la piscucha y el barrilete de izquierda a derecha, poco a poco la noche fue cayendo y ambos regresaron a la piscucha y barrilete, padre e hijo estaban alegres, el hijo le dijo:
-¿Qué crees que pasó con los objetos extraños, ya no se oyen ni ven en la televisión?-
-No te preocupes, en poco tiempo tendremos noticias de ellos-le respondió.
-¿Por qué lo dices?-le pregunto el hijo.
-Siempre es así, la gente necesita ver o creer en algo, como personas nos imaginamos muchas cosas, solo recuerda esto hijo “las cosas más simples de la vida son las que se disfrutan más”-.
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