A ti que nunca lo leerás,
y si lo haces,
nada, dirás nada



En el silencio de la noche te grito
a oscuras -los ojos bien abiertos-
con el alma fuera del cuerpo
latiendo tu ausencia a contratiempo
llenando el vacío con mil lagrimas
que trenzo para lanzar el ancla
con un café sin vida en las mañanas
y el olor fantasma de tu cuerpo
adueñándose de cada rincón de la casa.

Cómo pedir que regrese al corazón
que quedó dormido ahí contigo
en aquel segundo piso de la avenida
más próxima al edén -cerca de lavapiés-.
Cómo volver sin haber aprendido
el camino de regreso sin traspiés
de mi vida a la tuya, y viceversa,
sin atarnos ni dejar las libertades presas.
Cómo salvar esa jodida distancia de seguridad
que a duras penas mantengo intacta
sin caer en el abismo que se abre
entre tú, yo, nosotrxs..
y que sólo mirar infarta.
Cómo puede una aprender del pasado
comenzar un capítulo nuevo
o soltar de una vez el viejo libro
sin deshacer todo el camino andado.
Cómo borrar los tropiezos de esta historia
mirar contigo, no a través de ti, sin ver
y dejar -de nuevo- un mensaje
sobre tu conciencia dormida:

vuelve, amor, vuelve.