( Taller: La hermandad del soneto )

Hoy te amé en la placidez, desde el silencio del olvido
desterrado en la penumbra impenetrable de un romero
fugaz cautivo en las alas libres de un audaz jilguero
hacia el lúgubre clamor de un triste arroyo enmudecido.

Hoy te amé bajo el conjuro de las estrellas prohibido
en la vigilia del viento, desde el alba mensajero
y te nombro entre los juncos en el llano del estero,
como el lamento de un céfiro en la brisa suspendido.

Te he buscado en la pradera, en la luna ya escondida,
y en las nubes peregrinas y su planeo armonioso.
Los aromos encendidos, cuando relumbra el lucero.

Hoy te amé bajo el farol de la iluminada avenida,
en un boscoso jardín, oculto, umbrío y misterioso
hoy tu ausencia es mi delirio, mi tormento y desespero.