REALISMO MORTAL
Poly, un apodo pequeño para nombrar a un inmenso artista, un ignoto y superlativo actor de teatro, que está pagando con su libertad, ese realismo mágico que tenía para convertir cualquier ficción en realidad. Poly se apoderaba de la sensibilidad de los espectadores, los hipnotizaba, los atrapaba de tal manera, que su personaje trascendía el escenario para transformar la personalidad del espectador. Sin embargo nadie lo conoce... solo un puñado de íntimos amigos lo recuerda. Su carrera fue muy breve y su historia fue silenciada para ocultar, uno de los, y por qué no, el más aberrantes castigo que haya sufrido un hombre por su virtuosismo actoral. Poly, está preso, quizá termine su vida en la cárcel, por el delito de ser un ARTISTA, si, con mayúscula. Porqué la máxima expresión del arte, en cualquier disciplina, es un peligro social, cuando la obra se transmuta al hombre. Esa condena es un escarmiento, que una sociedad mercantilizada con la justicia a su servicio, nos hace tronar a aquellos, que de una u otra forma pretendemos que nuestra obra, se transforme en inmortal. Por eso, por no correr el mismo destino, dejé de escribir cuentos de terror, para dedicarme al humor, que no es mi género, pero me salvaguarda, de que puedan condenarme por atentado al lector. Pienso que, dicho lo dicho, debo relatar los sucesos que justifican este prologo. Ante todo, que estos no sucedieron en un escenario, bueno sí, todo transcurre en un escenario, pero no teatral en este caso. Fue en el escenario de la vida., en Villa Ortuzar, donde vivía María, la novia de Poly, que decía ser de Belgrano, porque no le sonaba bien el nombre de su barrio, ella era muy cheta.. El caso es que María, vivía sola en un departamento de un segundo piso, con una ventana que lindaba con una terraza vecina. No voy a describir los encantos de María, que los tenía en cantidad y calidad exagerada. El caso es que comenzó a sentir como que alguien la estaba observando, que confirmó cuando vió, a través de la ventana, la mirada de un hombre que la fisgoneaba. El temor se convirtió en terror, y este en paranoia, cuando yo, enterado de los hechos, le hice una inocente broma telefónica: :-“ Te voa coger, te voa violar…” Le dije, con acento paraguayo. Ella huyó despavorida a la casa de un vecino, sin darme tiempo a identificarme y festejar la ocurrencia. María se lo transmitió a Poly, y este se instaló en el departamento para sorprender al vuoyeurista. No pasó mucho tiempo, hasta que una noche, los ojos de ambos se cruzaron, el intruso salió de escena y Poly tras él a la terraza…Ante la posibilidad que se escapara, Poly, poseso de su personaje, recurrió instintivamente a sus dotes:.-.-“Pará. Pará o tiro, hijo de puta! ...” Gritó, mientras le apuntaba con el índice de su mano derecha cerrada, simulando un revolver.. Se escucharon dos disparos.- “ pam…pam…” Y el hombre cayó…Alguien llamó a la policía. .-“ Tropezó.” Justificó Poly. .-“ Está muerto”. Certifícó un agente. En la mano de Poly no se encontraron rastros de pólvora, ni en la espalda de la víctima orificios de bala. Varias veces se reconstruyó la escena del crimen. La autopsia reveló que había muerto por un infarto, provocado por el pánico. Poly fue acusado de la muerte y condenado, por ser encontrarlo culpable del crimen, con premeditación y alevosía profesional, fuera del ámbito habilitado.- “ El actor es un arma cargada de sugestión”… Sentenció el Juez, plagiando Celaya.
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