Nabor tuvo un altercado muy serio con los propietarios de carretillas tiradas por caballos y que se estacionan justo al frente de su casa. Para él es molesto cuando los caballos se orinan y el olor cuando calienta el sol a mediodía deja un olor a orinal de prostíbulo que invade toda su casa. Hoy ha salido muy alegre de su casa pero pronto su alegría se tornó en llanto ya que un caballo le pego un mordisco en un brazo que le ha dejado un gran morado. No valieron sus argumentos frente a los propietarios de los jumentos y por ello está pensando una opción b con la cual nadie va a quedar disgustado y será la solución salomónica para semejante problema.
Nabor fue al zoológico y con un veterinario consiguió estiércol de elefante. Tal era su plan. Empacó medio bulto de excrecencias y las llevó a su casa. Por la noche la desmenuzó y la regó por el suelo de tal manera que no llamase la atención. Como todos los días llegaron como veinte caballos y pronto se encabritaron y empezaron a dar coces y a relinchar. La carretilla de Cuasimodo se fugó y tumbo a Diomedes de la escalera mientras reparaba el tendido del teléfono. Diomedes fue llevado al hospital y pronto apareció la policía a calmar el desorden formado por los caballos y la gente y a tratar de rescatar un caballo que arrastro una carretilla hasta el fondo de una cañada después de llevarse una moto y unos transeúntes en rastra. Nabor con esa jugada ladina ha solucionado el problema de las carretillas en su casa y nadie sospecha que la excreta del elefante espanta por igual tigres y caballos.