en ese casino las mujeres se encargan de correr apuestas
son jóvenes y pretenden ser también bellas
pero todas son vulagares y no inspiran más que desprecio
aunque hay una que a pesar de tener el pelo teñido de rubio es especial
pero igual debe ser una perra
los bribones que asisten al casino
algunos mafiosos
crack dealers
o simples viciosos
aprovechan cada que van a la caja a hacer sus apuestas descabelladas para prodigarle aunque sea una mirada o un par de palabras obscenas
La dama del pelo pintado
vulgar y sin idea de decencia y honor
sonríe con placer ante los piropos
a la vez que se ocupa de introducir en la máquina los números correspondientes de cada apuesta
y yo estoy ahí
sin expresión en la cara
mirándola fijamente
sufriendo pero no por ella
sino por esa extraña enfermedad del hastío
con la mente y el cuerpo congestionados
no me atrevo a decirle lo bella que es
no pretendo hacerlo
porque sé lo que toma una conquista de ese nivel
así que voy y hago mi apuesta
y alcanzo a oler su perfume
no está mal
pero me limito a dar las gracias
salgo de ahí sintiendo que ella me ama
y sólo regreso para cobrar
ahí está ella
le doy el ticket
lo pasa por el rayo láser rojo
tenía que darme 750 pesos en teoría
pero me sale con 724
le pregunto si me está quitando impuestos o algo por el estilo
me dice que quitan el 4 porciento
lo acepto sin problemas por la adrenalina
no todos los días tengo oportunidad de cobrar un premio así
le doy las gracias
y nuevamente me voy
los granujas están en silencio esta vez
parece que pocos tuvieron la oportunidad de cobrar una apuesta este día
la melancolía atrapa todo en el ambiente
todas esas luces esconden la maldad
pero tal vez la chica del pelo rubio se salve