Espero tener las palabras precisas para un poema, más a falta de inspiración bajo la lluvia, no pude cumplir mis deseos. Pues las nubes no se pusieron de acuerdo.
Entonces divague por un momento y se me ocurre de repente. Una reflexión? quizás es más sencilla, no necesita una rima exacta ni un verso perfecto.
Pero... Me detengo por un momento y preparo mi taza de té con limón (una costumbre que aprendí de mi madre para que pasara el sueño). Mientras lo tomo aún caliente, recuerdo las tardes de té con mi abuela, mi madre y yo, en el mercado, en el jardín con conversaciones tan lindas, tan llenas de amor sincero que el tiempo no importaba. Y es en este momento en que mi mente se llena de recuerdos...
Si la verdad quisiera estar otra vez en casa y volver a esos años en que la hora del té invitaba a darnos un abrazo, con palabras tan dulces que el azúcar en la mesa era olvidada, por las palabras de dos grandes mujeres, que me enseñaron tanto, en tan poco tiempo.
Hoy Mama Inés (mi abuela) se encuentra en otro tiempo, mi madre, yo y como muchos otros la recordamos, con en ese cariño infinito que daba a todos, con su sonrisa y sencillez tan puras que hasta nuestros días nos abraza ese sentimiento.
Si, volver a casa es como abrir la caja de los recuerdos, de la niñez, la adolescencia, volver en la memoria la razón de por qué? me fui tan lejos. Más cada vez la vida me hereda otros recuerdos, otras experiencias, otras anécdotas que van escribiendo la historia de mi vida aunque aún no estén plasmadas en estas pocas palabras, en este preciso momento.
Pronto...