Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión...
El se sentía libre y sereno en ese asiento incomodo donde dejo reposar su integridad; sabía que la luz esta cerca y no dejaría que se escapara jamás. Miro a todos sus acompañantes y respiro bajito como susurrando un verso desde el fondo de su alma, por primera vez estaba en paz.
La luna lo miraba desde cerca, se sentía atravesado por su color radiante, se sentía único, feliz y deseado aún lejos de su gran amor. Cuando el aparato comenzó con su zumbido ya estaba dormido, nunca llego a saber de qué manera encontró su estrella, de que manera viajo en su nube de plata.
Estaba allí, junto a la luz que inesperadamente le hablo y su voz atravesó el silencio, y sus palabras nunca pudieron salir al exterior, un perfume delicioso acompaño su estar, y luego se reconoció; estaba llorando en los brazos de su madre, mientras quería absorber de su teta la leche tibia.

ALESSANDRINIMARIA.