"Dormida"

Ahhh, ¡Tú!; con nombre extraño
Sí, ¡eres Tú!, el que hace los vientos,
el que en una esfera me hace volar lejos.

-Haces que en mi último titileo, saboree la niebla
mientras la brisa abre su paso;
permitiendo que avizore un camino de azoteas,
un camino, que es cómplice,
que es hoja invisible,
donde reposan mis sentimientos,
donde se alberga tantas señales,
estancadas en el tiempo.

-Ante tan bello panorama,
expulso un suspiro, estremecida por el miedo;
hay una emoción en mi piel,
¡Mi corazón arde!
Y mis mejillas llegan al delirio,
con grados que no son permitidos.

¡Me vuelvo una loca sonriente!,
saboreando la cercanía de tu mirada,
imaginando tu caricia,
arrullándome tal vez, una de tus palabras.

¡Ahhh!
¡Caricia de mis sueños!
“Tú, arcángel de mis deseos”

En un eco lejano,
escucho mi nombre, es un llamado intenso, que me reprime.

-¡Oh no!, es mi madre quién me habla.

Me insiste ante un ruido en la ventana
¡Yo!, muy endulzada en mi quimera,
aprieto mis ojos y estrujo mis manos,
¡Tan fuerte!, como cizalla sobre lata.


-Pronto regresa el silencio ¡Sí!, lo admito,
tuve un pequeño fruncido en la mirada,
y es que soy tan humana y a mi inconsciente,
le fascina la tibieza de mis sábanas.


Mis párpados relajados,
Nuevamente se rinden al dulce descanso
¡Cuán profundas siento mis sabanas!,
me pienso una partícula de hebra que mece el viento;
llega el desenfreno y una honda caída, a la profundidad del sueño.

¡Grito de felicidad!
Mi piel, vuelve a sentir el viento fresco y la garúa,
atrás van quedando calles, van quedando luces,
aquellas que ni las sombras respetan;
aquellas que son de ida y vuelta.

-¡Como anhelo ver tus ojos!
-Conocer la tez de tu piel, oír cuál es la melodía de tu voz.
-Sentir la tibieza de tus manos.

-Contarte que eres el sentido, de esa frase “He tenido un sueño extraño”

-¡Que juntos adornemos nuestro verano!
-¡Que vivamos la primavera!
-¡Que entibiemos nuestro otoño!
-Y seamos ¡Solo uno!, en invierno.

“Ahhh tú, mi ideal extraño”

¿Será tu alma? o ¿Será la mía? o ¿la de alguna vida?
Que en fragmentos cortos ¡llama!

¡Me detengo bruscamente!
Tengo la impresión que equivoque la ruta.
Vuelvo a las bellas azoteas, testigos de mí ir y venir.

¡Hoy!, iré más cerca,
no solo quiero el color de tu mirada, quiero lograr, el sabor de nuestras palabras.

Ya atisbo el movimiento ondulado de tus cortinas blancas,
¿movimiento? o ¿señal del viento?

Ya estoy tan cerca, solo es cruzar la vía, pasando dos fachadas.
Me detengo, respiro suave y refresco mis mejillas, mientras oteo la luz de tu ventana.

En la primera fachada, retiro la brisa de mi cara.
Bordeando la segunda, siento arrastrar mis pasos,
¡hay! siento el paso muy apretado,
intento moverme y no puedo.
Me viene un gesto triste y desesperado, siento mis pies cimentándose.
Ahh siento la desazón del momento.
¡Es mi intento!, ¡mi lucha! es mi cuerpo adormecido.
-¡No!
-No deseo un rayo de luz en este momento.
-No deseo el ruido ni los bellos trinos.
-Me siento abducida, me siento triste y desesperada.
-Si mis manos fueran anclas, allí con fuerza las enterraría.

Casi veo desaparecer tan linda vía, atrás quedan las azoteas.
Yo me siento desvanecida.

Mis párpados tienen una lucha y sé, que el aire aun me escucha.

¿Que había amor?

¡Sí!, lo siento.

¿Desde cuándo nos conocemos?

¡No lo sé!

Pero presiento que tendremos que esperar una vida más, para al fin, vivir un amor eterno.

Ahhh ¡Un fuerte bostezo!, por hoy…El fin de mi sueño.

Krisna