Los juegos olímpicos están en su apogeo. Apartemos un momento los ojos del televisor y reflexionemos sobre la importancia del juego en la vida del hombre y en la literatura.

Se juega por placer, por compulsión o por una imperiosa necesidad de crear. El jugador se propone ganar. En el juego amoroso ganar se traduce por conquistar, en el juego de azar se apuesta dinero y en el juego político el objetivo es el poder. El juego satisface los deseos del individuo de superar al adversario ya sea por inteligencia, preparación o destreza .

La literatura es el juego de un narrador que encuentra un compañero en el lector.

Dovtoievski era un jugador compulsivo que vivía siempre al límite y que ,por conocer en su propia experiencia el tema, pudo escribir ” El Jugador “ , novela cumbre de la literatura universal, en la cual el maestro ruso sintetiza a la perfección los sentimientos, pasiones y decadencia del jugador profesional.

En ciertos juegos se refleja la vida.
Stephan Zweig escribe “ el juego es un extracto de la tensión de la vida; es un resumen del destino y la eterna distracción de los ociosos”
El Juego de La Oca es un camino sembrado de éxitos y fracasos, un doloroso caer y volver a empezar de cero, los rezagados superan a los triunfadores pero a pesar de las dificultades tumbos y tropiezos, algunos consiguen alcanzar la meta.
El rompezabezas es la metáfora de la búsqueda de lo adecuado, de lo que encaje bien. El desafío es entretenido y estimulante al principio, pero a veces se convierte en exasperante y cansador. Muchos renuncian al juego postergando la conclusión del cuadro para un mañana que no llegará, porque se ha perdido el entusiasmo inicial.
El escritor español Arturo Perez Reverte en su libro “La Tabla de Flandes” presenta una intriga que podemos seguir a través de una partida de ajedrez. Quienes dominan el juego harán bien en acompañar la lectura en un tablero.
El ajedrez es sugestivo por la cantidad de posibilidades que presenta el planteo .
Un proverbio italiano dice: “ Una vez terminado el juego el rey y el peón vuelven a la misma caja”
Muchos escritores juegan en sus textos, pero quien si duda convierte la actividad lúdica en una constante temática es Cortázar. En Rayuela, el libro que lo ha hecho mundialmente famoso, el elemento “juego” está presente desde el título y en todo momento, ya que el lector está invitado a seguir una serie de instrucciones de lectura, que seguidas correctamente le permitiran comprender el significado de las trayectorias de los personajes principales: La Maga y Oliveira y sus dobles Traveler y Talita.
La lectura de Rayuela se convierte en un rompecabezas que el lector puede armar a su gusto.

Ciertos textos de Cortázar son puramente lúdicos, no son ni cuentos ni ensayos ni novelas ya que escapan a las características específicas de esos géneros literarios. En esta categoría se pueden incluir a Último round, Historias de cronopios y de famas, Un tal Lucas...

El acto de apostar suele acompañar al juego. En “ La vuelta al mundo en 80 dias” de Julio Verne, el precursor de la ciencia ficción, relata la apuesta temeraria que el excéntrico inventor Phileas Fogg le hace al jefe de la Academia Real de la Ciencia y de la Técnica de Londres. Fogg , después de múltiples aventuras ganará la apuesta por una ingeniosa utilización del desfase horario.

Antes de que volvamos a mirar qué sucede en los juegos olímpicos de Atenas me despido con una frase:

“No dejamos de jugar porque estamos viejos, nos ponemos viejos porque dejamos de jugar”.
Hasta la próxima.

Yvette Nino Schryer ©