Salí desesperadamente escudriñando por aquellos lugares donde sabía que no te iba a encontrar. Indagué con otras personas, a sabiendas que desconocían de tu existencia. Me olvidé por completo en donde vivías. Las pocas fotos que dispongo son imágenes difusas de un tiempo olvidado.
Solo me quedan vagos recuerdos de un otoño en aquella tienda de antigüedades y del que aún conservo ese viejo cofre que me obsequiaste. Nunca tuve la curiosidad o el coraje de descubrir que misterios guardaba.
Fue en un descuido cuando perdí el deseo de encontrarte, tan desvelado estaba por tu ausencia que se me olvidaron las razones que me llevaron en tu búsqueda.
Siento la angustia por una perdida que nunca existió y que el paso del tiempo me la hará olvidar.
Tal vez algún día me decida a abrir aquel cofre y quizás encuentre en él el origen de mis desvelos.

OTREBLA