JUXTLAHUAQUEÑA DE FE.


(Sucedió en Juxtlahuaca.)



Doña Sofía, con su pelo cano y su voz de Rayo, se encontraba todas las tardes, en su silla mecedora en el corredor de la vieja casona, todos le saludaban, la edad avanzada, no le impedía andar derechita en su porte y esto le hacía verse, alta y esbelta, sus gestos de su cara le daban un aire de doña Sara García, era especialista en hacerle los hoyitos en los lóbulos de los oídos, a las niñas recién nacidas, todas las mamas de recién nacidas, acudían a su casa, para que doña Sofía les pusiera los primeros aretes de oro, a las bebes; así dona Sofía, era las más fiel devota de la Santa patrona de la Soledad de Juxtlahuaca, todos los 18 de diciembre de cada año, era quien organizaba la capilla en la Iglesia de Sr. Santiago el Mayor en Juxtlahuaca, era pues doña Sofía una mujer caritativa, que amaba a Juxtlahuaca, donde había nacido, crecido y tenido sus propios hijos, así una tarde de Junio me encontró en el atrio de la iglesia, y me dijo, muchacho te voy a obsequiar una reliquia de la virgen de la Soledad, extendiéndome un pequeño colchoncito de tela azul marino, con una corazón dorado sobre este y en el reverso una santa cruz, diciéndome; llévalo contigo para que la virgen te proteja, lo hice con devoción, guárdale en mi billetera, y pasaron los días y los meces, así en el mes de diciembre le salude nuevamente, y no soporte la curiosidad y le pregunte que contenía la reliquia, ella me dijo, te lo diré pero no lo comentes; la reliquia contiene dentro, algodones con los cuales limpie el rostro de nuestra señora madre de la Soledad, del milagro cuando llora; me extrañaron sus palabras, pero guarde silencio y guarde la reliquia por muchos años, por la gran fe de doña Sofía y que me trasmitió, así cuando me encontraba en algún peligro o me encontraba preocupado, me encomendaba a la santa madre de la Soledad, y le daba las gracias a Doña Sofía, mujer de fe de Stgo.Juxtlahuaca.



Rey Cimba. ©