Salió de su habitación, vio la muerte frente a él. Su familia yace muerta bajo sus pies. Se espantó y corrió horrorizado, sin darse cuenta de la escalera que conduce a la planta baja. Calló y murió en el acto.

El espirito noctámbulo de la capucha negra fue a buscarle y suavemente susurra a su oído, "hoy no es tu día chico, hoy no lo es".

El chico de no más de 15 años, aceptó su final, pero se resigna a la idea del final de su familia. No sabe quien hizo qué, ni como terminaron muertos frente a su habitación.

La santa nocturna, acreedora de penas y espantos, lo escucha murmurar resignado, se le acerca con un leve interés amistoso y le corta la cabeza con su oz.

El ve su cuerpo despedirse de su mirada, lentamente su vida y recién comenzada muerte pasan frente a sus ojos, “Oh, cuanto pude haber hecho y no hice”, se arrepiente a sí mismo el joven decapitado.

Sorpresa, el adolecente vuelve en sí y se levanta del suelo, todo pareció un mal sueño. Se toca el cuello, su cabeza está donde corresponde, no tiene rastro alguno de herida. “Increíble” se dice a sí mismo, “caí toda la escalera y sigo bien, sin ningún dolor”. Seguramente su familia siga viva y solo haya sido el acto de un chico sonámbulo en plena pubertad, lo que trajo toda la historia anterior a escena.

Ya más calmado, se levanta del suelo y sube las escaleras, se espanta al ver que no fue un sueño, su familia sigue ahí tirada, muerta y fría en el piso frente a su cuarto.

Entonces mira hacia su costado izquierdo tras sentir una comezón en el hombro, y ve de frente a la parca, esta sin ningún filtro le dice, “todo es verdad, todos en esta familia han muerto, hoy no es tu día chico, no es tu día”.

El despierta de sus ilusiones de vida y familia, rompe en llanto.

Ya ha dejado de llorar, pobre e inocente quinceañero, procedente de buena familia y sanos hábitos. Resignado ante el peso de la realidad, pregunta a la muerte, por que solo él sigue de pie mientras sus seres queridos están tirados frente a sus ojos.

La parca, que seguía atenta al muchacho, le responde con una voz tan fría y seca que haría erizarse los cabellos hasta al más valiente de todos.

“Tú eres especial, te necesito en cuerpo y alma para un trabajo diferente”.

El joven se preocupa y se prepara mentalmente para la frase que continuaría a la ya dicha por el espíritu.

“Has de ser tu quien salve las almas de los caídos, ahora no lo recuerdas, pero eres la encarnación de la vida y la virtud, mi querido némesis, has de ser tu quien ofrezca vida mientras yo se la quito a quien lo merezca”

A estas alturas ya no sabía que pensar, solo esperaba que el discurso terminase.

“Tú que has vivido en el bien, que jamás pensamiento impuro a cruzado tus ideas, que conoce de la vida y no de la muerte, has de cumplir tu divino deber, has de crecer y enfrentarme, y salvar a quien merezca ser salvado”.

Cosa que este personaje, nuestro extraño protagonista, acepta su nuevo desafío y comienza una nueva “vida” aun estando muerto en aquel accidente de las escaleras.