Buscó en el pantalón el elemento salvador que le pudiera hacer huir de una emboscada protagonizada por ocasionales seres de dudosas intenciones. Necesitaba escapar de una realidad que le sofocaba. Introdujo su delgada mano izquierda dentro del bolsillo izquierdo y lo encontró vacío Probó del lado derecho. Con el índice y el dedo medio logro sujetar ese trozo de metal que andaba buscando. Ya con el adminículo en la mano lo sujetó firmemente, esta vez entre el dedo pulgar y el índice, dejando entrever un grupo de garras de reconocidas formas dentadas. Casi como un ritual, introdujo el elemento en un estrecho camino, girando dos vueltas con firmeza en sentido antihorario, concluyendo con un cuarto de vuelta más, suficiente para trasponer la puerta, sacarse los zapatos, ponerse las pantuflas azules y abrir la heladera.
-A decir verdad no fue tan mal día- Se le escuchó decir mientras saboreaba una cerveza.

OTREBLA