Cuando todo comenzó, jamás creí que pasaría a tanto, podría jurarlo si tuviera la fe en Dios que solía tener cuando era niña, aunque para ser honesta hasta sólo un año atrás Dios me producía un temor horrible,quizás es por eso que me he alejado tanto de aquella "cosa" que muchos llaman Dios, pero en fin no es ese el motivo que me inclina a plasmar aquí, en esta página, este o más bien dicho estos sentimientos, que si bien jamás podrá quedarse con el peso que me oprime el pecho, ni con el hormigueo que tantas veces se posa entre la nariz y los ojos, hormigueo que concluye en lágrimas, ni tampoco podrá quedarse con el revoltijo que se produce en el estómago, ni con el temblor de mi cuerpo o el calor de mi vientre, porque todo me pertenece; porque es imposible que llegue a estremecerse con la sola mención de 7 letras que forman la palabra que día a día me da las mayores alegrías, sensaciones, sentimientos, fuerzas, pero que también me da angustias, sin sabores y dolores, sí, siete letras que forman un todo, siete letras que han cambiado mi vida, que me han cambiado, siete letras que con su sola mención se transforman en vida, en color, en sabor, sí, siete letras, sólo siete e insignificantes letras formando un nombre: XXXXXXX.

Ese es el nombre de aquel que se ha robado mi alma, mi corazón , mi cuerpo, mi espíritu, dejándome vacía de mí, para luego devolverme parte mía, pero llena de él, ahhh! si tan sólo pudiera mi cerebro dejar de pensar en él, mi corazón de latir por él, sólo así podría vivir sin él, para agradar al mundo; sin embargo lo amo, pero este amor me hace sentir en una cuerda floja y a todos les da miedo y no pueden entender cómo es que puedo caminar por ella, me siento al borde de una felicidad sin límites, sin comparación y, a la vez tan cerca de una tristeza sin fin y es que este amor que crece entre las sombras, que sólo algunos conocen o saben de él, me da vida, me llena de sueños, de esperanzas y cada vez que podemos, veo cómo nuestras almas se entrelazan conjuntamente con nuestros cuerpos, y me pertenece y le pertenezco, y el mundo es mio y suyo, es nuestro y ya nada importa porque puedo sentir el cielo entre mis manos, y en un suspiro ver el sol, y ya nada se opone, porque es en ese momento en que el mundo ve con claridad el complemento de aquella nueva flor y el antiguo bosque, es en ese momento en que el mundo conspira para que aunque sea por la inmensidad de 3 ó 4 horas aquel bosque se llene de la fragancia de la flor y la flor aprenda a conocer los misterios que aquel legendario bosque esconde, y luego todo acaba, y la flor se cierra, y el bosque en su legendario silencio se duerme, y comienzo de nuevo a andar por la cuerda floja, y luego todo comienza.

Jamás creí que esto llegaría a tanto, podría jurarlo si tuviera la fé de antaño y es que ha pasado tan poco tiempo, pero a veces siento en mí el peso de siglos llenos de historia y recuerdos. Jamás, insisto, podría jurarlo, imaginé que lo amaría cómo lo amo.