En aquella oscuridad eterna y silenciosa propia de anhelos y expansión absoluta, pringada de polvo cósmico. Coincidieron algunos de los astros, del aun inexistente firmamento humano, porque los últimamente mencionados no habían todavía posado sus pies. La bola de fuego, y el globo ausente de color, inmersos en una cruel rutina giratoria llena de misterios, Desearon saciar su juventud, inventando algún juego. Que les permitiera así, quitar el olor del big bang de sus narices.
Después de mucho cavilar sin hallar razón alguna que satisficiera su necesidad lúdica, el destello blanco exclamo: --juguemos al eclipse--. El astro rey, lo cavilo algunos segundos universales, tiempo suficiente para que se formara una bella supernova en medio de sus ojos, y concluido este evento hablo: -- es una gran idea, complicada de hecho, pero algo normal, de todos los grandes pensamientos--.
La dicha inicio. La estrella polar la ultima en ser invitada, al notar la ausencia de un vital personaje, pregunto: -- ¿no debe ser la cárcel de los mares, también invitada?--. La esfera blanca broto en ira, y muchos cráteres nacieron en ella, por este suceso. Después le pidió a la reina de las osas, marcharse al norte y jamás regresar, quien extrañada por la reacción del queso flotante, obedeció sin pedir razones.
Los cuatro gigantes gaseosos, reprocharon el desprecio de la bola blanca, contra el más dulce y azul de los astros. Y también se marcharon. Solo el rey dorado, el mundo de Adam, el globo de Eva y el enano mercurio se quedaron, para el seguir con el juego. La envidia de la reina del conejo blanco y puro, en contra de su hermana mayor, yacía desde tiempos jurásicos, y es que el honor de la vida, en su más mínima expresión, siempre fue un anhelo, de la bola blanca. Pero lo que la luna no sabía, quien en tiempos cronológicos de este relato aun no era satélite. Que con la vida, también vendría el libertinaje y otras pasiones orgásmicas, que sin duda, consumirían la existencia hasta su última gota, de la cárcel de los mares.
Las risotadas de los niños universales, inundaron el cosmos, la plenitud era total, el juego, se volvió culto a su poder gravitacional. El sol danzaba, mercurio mundanalisaba su latidos, el mundo de Adam y el de Eva, estaban inmersos en un carnaval de estrellas galácticas, y la nueva diosa luna, era adorada, por sus sirvientes paganos, gracias al eclipse infinito formado por ella.
Pero como todo lo que es regido por él cosmos algún día debe terminar, este evento no era la excepción. Y fueron los llantos desprendidos, de lo que algún día se transformaría en la Patagonia, el interruptor para el fin de la fiesta. El globo azul lloro, y lloro por tanto desprecio, que hasta una horrible mancha negra, proveniente de la infusión del sol y la luna, se poso en ella.
Las lágrimas de la cárcel de los mares fueron tantas, que permitieron formar toda la vía láctea. Seguido de todo esto, llegaron los cuatro gigantes a poner orden al universo naciente. Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, unieron sus fuerzas, contra su rey dictador, culpable de tanto flagelo. Y fue así que lanzándole un conjuro, lograron enfermarlo. Razón por la que el sol, creció hasta un tamaño desproporcionado.
Después el rey de los gigantes hablo: --oh rey has permitido el dolor, en quien goza del poder de crear vida, por eso, te quemaras hasta cuando llegue el día, en el que te convertirás en un enano rojo inerte, ese será tu castigo, por tu mal reinado. y ustedes mercurio y Venus son condenados a vivir cerca del rey sin corona, para que un ardor casi eterno les recuerde su error por siempre.
Cuando los cuatro gigantes gaseosos terminaban entregaban los castigos, el planeta Marte pidió perdón y dijo: --oh Júpiter te ruego, que tú seas nuestro nuevo rey, perdóname, yo no quería causar daño a el globo azul. Y fue así como Júpiter fue oficialmente nombrado como el rey de todo el sistema, razón por la que el nuevo monarca, tuvo clemencia y dijo: -- o tierra de los hombres, enviaras tu semilla a la cárcel de los mares, lo mismo que debe hacer Venus, y será hay donde, los pequeños seres vivirán, de ahora en adelante, además Marte, vigilaras a la luna para que cumpla su castigo, desde una distancia perfecta para esta labor.
Y a ti luna quien eres la mas culpable de todos, deberás girar alrededor de tu hermana, por siempre, vigilando que nada malo le pase, y si debes ser escudo para proteger, a la cárcel, lo harás.
Después los gigantes se marcharon diciendo: vigilaremos atentamente cada uno de sus movimientos, si alguno llegase a lastimar nuevamente a la cárcel de los mares, no verán de nuevo una lluvia de estrellas, nosotros los gigantes, reinaremos desde lo más profundo de este sistema, en círculo alrededor de todos ustedes, como sus carceleros, hasta que paguen sus condenas.
El sol prometió obediencia a su rey, también juro que cumpliría su castigo, y jamás volver acercase a ningún planeta, Júpiter ordeno a las estrellas alumbrar por siempre el recorrido del globo vital, para que jamás se sintiera entre oscuridad. El sol, la tierra y la luna, en algunas ocasiones juegan al eclipse, pero solo provocan diminutas manchitas, que les recuerda a todos, el cumplimiento de sus condenas, hasta que el sol muera.
Muchas gracias, en homenaje a mi cuento más leído… el último eclipse de luna, que este año cumple 9 años de estar haciendo parte de esta página.
|